Te lo juro Pauls mi vida

Sí, Gastón Pauls es un tema recurrente en este blog. No, no soy Nicolás. Este artículo no tiene mucha razón de ser, no más que irritar a un dementor colega (ni más ni menos que Aramis). Con el fin de irritarlo voy a empezar con una anécdota (una harto conocida para Aramis), porque dicen por ahí que las anécdotas sirven para establecer el contrario literario.
En esas noches que parecen no acabar, comenté a los dementores presentes y a otros seres de otras naturalezas algo que el Sr. Alan Pauls había escrito. Aramis, irritado como nunca*, exclamó "¿Podés dejar de comentar cosas sobre la familia Pauls?" Yo respondí que en mis ratos de ocio me deleitaba imaginando las reuniones familiares de la familia Pauls. No fue en serio (¿o sí?), pero algo de verdad había en mi declaración.
No importa si los llamamos Pauls o "Pols" , si los queremos o los odiamos porque siempre algo, en algún lugar, nos une a la familia Pauls. Yo me propuse estudiarlos. Las escrituras sagradas dicen que los Pauls son una legión completa pero, modesto que soy, voy a limitar mis capacidades imaginativas a tres de ellos, a lo sumo tres y medio: Alan, Gastón (mencionaré a su pareja Agustina Cherri pero la consideraremos 1/2 de Pauls) y Nicolás. Mi estudio comenzó cuando me enteré de la relación entre Gasti y Agus. No pude evitarlo, como un relámpago vino a mi cabeza la imagen de una cena navideña, calor creciente, y entre Alan Pauls y Agustina Cherri no más distancia que una ensalada. ¿Es posible que esas cosas sucedan sin que la máquina de Dios genere un agujero negro? Los expertos aseguran que sí.
En un exabrupto de voluptuosidad creativa (? (es que los interrogantes hacen que mis artículos sean provocativos)), imaginé una reunión tête-à-tête con cada uno de los Pauls mencionados. Idealmente, Gasti me pondría cara de compromiso social y yo me reiría, Nicolás se levantaría y me dejaría solo, y con Alan yo haría todo menos hablar (no me gusta su voz). Pero después entendí que aunque cada Pauls tiene su magia (el coraje de Nicolás al considerarse actor, el desparpajo de Gasti al quedarse pelado en televisión nacional, la puntuación de Alan y su facilidad para escribir sobre erecciones), la unión hace la fuerza. Imagino el hogar Pauls como una torre de Babel. Nadie habla el mismo idioma, alguien pide ensalada y le pasan la pavita. Pero ellos siguen construyendo.
Convierto mi artículo ahora en una invitación. Invito a cualquier miembro de la legión Pauls que pase por aquí (o a cualquier lector inspirado) a que narre su versión de una reunión Pauls. Y le cuento a Alan (por si lee esto): yo vivo en un lugar muy accesible y mi teléfono es fácil de recordar. Alan: hablemos el mismo idioma.





*Advierto al lector que algunas emociones pueden estar exageradas por efecto dramático. Leer con moderación.