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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Algo personal

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Hay una frase que dice que es mejor quedarse callados y parecer tontos que abrir la boca y despejar toda duda. Claramente, los latinoamericanos de Harvard se perdieron la clase de 'Frases Célebres'.   Ayer a la noche, estaba en mi casa, terminando unos parciales de Antropología Filosófica. Y me agarró una bronca, queridos lectores, tan grande, que pensé que estallaba sin haber terminado mi comparación entre Kant y Cassirer. Resulta que escuché por la radio la conferencia de prensa que Cristina les dio a los periodistas en EEUU y casi me muero, primero de vergüenza ajena y luego de preocupación y bronca. Es decir, no era una conferencia de prensa: era la sala de redacción de Clarín y al mismo tiempo, la cueva de los lobos. Pero nuestra Presidenta supo estar a la altura de las circunstancias y puso varios puntos sobre las ies. Veamos de qué se trató esta conferencia de prensa con estudiantes latinoamericanos en Harvard. Los estudiantes preguntaron. No fueron preguntas qu

Juliana, qué mala eres

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Querida J.: Hoy te escribo por esta vía, en este blog que no conocés, porque no me dejás otra opción. El primer día que te vi tenías puestos jeans, una musculosa rosa y encima una camisita blanca. El pelo suelto y despeinado y un pañuelo atado como vincha. Te acomodabas los anteojos con ansiedad y en un momento de la clase nos miramos con simpatía. Nunca más me miraste así.   Las primeras clases pasaste horas mirándome con curiosidad y cuando te enteraste dónde milito, hasta te animaste a hacerme un comentario para dejar en claro con quién estabas. Ese día fue mágico. Yo le mandaba mensajes a G. quejándome de las gorileadas que estaba escuchando y vos me miraste y no te importó el pasillo que nos separaba, me susurraste en voz alta (todavía me sorprende tu habilidad) que eso que estaba pasando era un pijazo. Yo no reaccioné a tiempo y perdí una oportunidad única. ¿Fue eso lo que te hizo enojar? Desde entonces traté de hablarte mil veces, en la clase y en el colectivo. Porque ta

No todo lo que brilla

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Parece que en mi otra vida quise ser o fui crítica de espectáculos y me quedé con las ganas de seguir siéndolo. Así que, queridos lectores, otra vez me presento ante ustedes con una reseña. Les hago entrega en esta oportunidad, para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero, un espectáculo porteño de improvisación under a una cuadra de Corrientes y Callao. Porque HND es bien Buenos Aires (salvo en términos electorales, afortunadamente). Pues, bien, dicho esto, reseña del espectáculo de Mosquito Sancineto. Sábado a la noche, después de cenar con JMS comida árabe (!), me pasaron a buscar en un auto azul y me fui para el teatro. No soy de ir mucho, no porque no me gusta (nada más lejos de la realidad) sino que se dan múltiples factores, que ni siquiera puedo explicar cabalmente, que me impiden ir más a menudo. Primero, que es un espectáculo caro, y además no tengo descuento nunca. Por otro lado, hay algo en la lógica discursiva del teatro que nos es más hostil a muchos mortal

Idioma de infancia

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Sólo voy a subir imágenes de algo genial que reencontramos con mi hermano hoy en el mágico espacio de YouTube. Quiero que sepan que voy a compartir con toda la blogosfera imágenes de los personajes de lo que supo ser mi programa infantil preferido en animación. Y estoy emocionada de haber revivido los mejores capítulos y ¡hasta la película! Señores y señoras, damas y caballeros, dementores y jedis, les dejo en este espacio marvilloso, en esta noche que ya es lunes feriado, en esta primavera soleada en que estuve haciendo un parcial de filosofía y sembrando carozos de palta, los dibujos del gran programa gran...OYE, ARNOLD! Sí, hombres y mujeres del mundo, el gran Arnold, cabeza de balón, gentil e inteligente, el reflexivo niño de nueve años que vive en una posada con sus abuelos locos y que tiene un amigo, Gerald, con peinado afro y mucho estilo; sí, lectores de este blog, el que tiene por enamorada secreta a la niña más agresiva de la escuela, Helga, pero que en realidad es un dulc

Te quiero virtual

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En esta nueva era cibernética de mi vida, todo parece ser monotemático. Todo lo que ocurre se ve perfectamente acompañado por algún fenómeno informático, para bien o para mal. Y tanto es así que ayer a la tarde, maravillosamente soleada, y luego de haber rendido un parcial de Psicología General, sólo una posibilidad se me presentó como viable: ver una película. Pero no cualquier película, no. Tenía que ser una de ésas que te ponen de buen humor hasta en el día más negro; de ésas con las que te reís y te enternecés; de ésas en las que terminás hablándole a la pantalla aunque parezcas la persona más tonta del mundo. Entonces me senté en mi cuarto, con mi mate, mi termo de River y mis alfajores de mousse Jorgito a ver la gran película gran, introducida en mi vida por JEW: Tienes un e-mail. O, si nos ponemos angloparlantes, You've got mail .  Kathleen es una mujer joven, llena de vida y alegría en el corazón, que tiene una librería para niños hermosísima en la aún más bella Nueva
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Te recuerdo, Amanda

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A mí me gustan las telenovelas y me han gustado desde los cinco años cuando mi abuela paterna me sentó frente al televisor a ver Café con aroma de mujer , una telenovela colombiana de la cual además tuve mucho tiempo la banda de sonido en cassette. Y lo digo sin sonrojarme, tal vez por el resguardo que es la pantalla. Lo digo como quien oye llover. Y lo digo para que todos entiendan, queridos lectores, lo que hice ayer a la noche.  Margarita Rosa de Francisco La gente sale un sábado a la noche, se va a un bar, se va a comer a algún lugar pituco, se va al cine o al teatro o simplemente a comer una pizza con amigas y ver Muñecos del destino. Pero yo no, audiencia fiel, yo me quedé ya no con mis libros y mi radio, sino con mis apuntes y mi conexión sideral. Y abrí el baúl de los recuerdos, grato ejercicio para este dementor que les habla. Abrí el cajón durante horas y me sumergí en escenas románticas de culebrones latinos como Pasión de Gavilanes ; me hundí en las puertas de ensu

Conexión sideral

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Hay momentos en la vida de ésos que llamamos 'bisagra'. Algunos podrán pensar en el hombre llegando a la Luna, que en paz descanse Neil por cierto; otros pensarán en el inicio de la Edad Moderna o del Paleolítico Superior; otros pensarán a nivel personal en la llegada de un niño; pero yo hoy tengo otro renacer, que nada tiene que ver con Shankar ni con una técnica yogi de postura corporal. No es filosofía ni revelación divina. Es el ingreso a la era de la Banda Ancha, con mayúsculas. Sí, queridos cibernautas, hasta hace dos horas mi vida en la blogosfera se debía a un antiguo sistema de dial-up , con lo cual mi conexión era lenta y en los últimos tiempos hasta caprichosa (mi modem decidía cuándo conectarse y a qué velocidad sin que nadie pudiese configurarlo). Y así estábamos, sumidos en la prehistoria en este siglo XXI, cuando tomé la decisión de decirle 'come in' a la decencia y al sentido común. Así que desde este momento inaugural, que quiero compartir con los blog