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Mostrando entradas de julio, 2014

El fútbol después del fútbol

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El amor después del amor se parece a este rayo de sol, decía Fito. ¿A qué se parece el fútbol después del fútbol? ¿Cómo se explica esa falta tan repentina pero a su vez  tan esperada (o al menos anticipada) del Mundial? Casi campeones. Nos sobraron cinco minutos, dijo Mascherano. Después lloró, un poco de frustración supongo, otro poco por sentirse derrotado (lo que no es así), y otro poco por saber que se fue su último tren para ser campeón del mundo. Aunque de más esté decir que es el campeón de la gente. El fútbol después del fútbol trajo una tormenta torrencial en la capital de nuestro país, y una humedad y una  sensación de calor como se debe sentir en algunas ciudades de Brasil, que por unos días parecía quedar muy cerca. Incluso cuando algunos de sus hinchas se hayan vestido como Deutsche. Dios, que es argentino, lloró después del fútbol. Después de haber visto brillar a nuestros astros en las canchas cariocas. Lo más cerca que estarán de nosotros, antes de volver a sus clubes

The magic that you do

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No estamos de vacaciones pero falta sólo una semana. Quizá la más enloquecedora para los que transpiramos el mundo docente. Pero una al fin. Y entonces empezamos a sentirnos un poco más dentro de ese clima vacacional. Empezamos a volver a las películas pochocleras para relajar un jueves a la noche después de volver cansados a casa. Empezamos a pensar qué libro retomar o comenzar a leer. Empezamos a armar planes (imposibles, muchas veces) más ambiciosos que requieran horas de sueño disponibles al día siguiente. Empezamos. Y así fue que anoche llegué a Harry Potter (porque nadie dice que los regresos sean siempre triunfales). Y volví a la sexta entrega de la saga. Una película oscura, producto de David Yates, que ya había oscurecido la historia a partir de la película cinco. Todos los colores se vuelven neutros, quizá porque así lo amerita la historia, después de todo, prima un poco la tristeza, la preocupación por un destino peligroso (siempre lo fue y siempre lo supimos, pero en la ad

Yo vengo a ofrecer mi corazón

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Eso. Esa foto, ese momento en que después de besar mi estampita del Chiqui Romero, salí corriendo a abrazar a mi vieja. Ese momento en el que la ilusión que nos animaba se vuelve historia, vence la estadística y crea futuro, rompiendo con el destino. Hambre de gloria. Hace mucho que tenemos hambre de gloria. Somos FINALISTAS. Vamos a una final del mundo después de tanto tiempo, de tanta esperanza que se frustraba, de tanto sufrimiento. Porque así somos: primero hay que saber sufrir. Y ahora, el corazón late a mil pero de felicidad (porque antes latía de nervios). Felicidad es esto que sentimos ahora. Es cada chiste que circula por whatsapp. Es cada foto que saldrá publicada mañana en cada portada de diario. Es poder sacarle la lengua al pasado y reivindicarnos. Es cada atajada de Romero la noche de hoy. Es el bombazo de Garay y el llanto de Mascherano, que es un león. La felicidad que el fútbol el da al pueblo, después de haber andado tanto, haber corrido todo. La Nación había sac

El Mundial y sus días

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Cuando los jugadores dicen que no saben bien qué decir, ahí, en ese momento en que los periodistas deportivos que están en el campo los abordan para hacerles preguntas sin mucho sentido, tienen razón. ¿Qué se dice ante semejante panorama, esto es, 24 años sin llegar a semifinales? ¿Qué se dice cuando aún no se ha procesado la alegría (si es que debe procesarse) y es tan sólo ese sentimiento salvaje y puro, que desborda cualquier atisbo de razonamiento? Demichelis dijo "no te puedo hacer un análisis del partido" y en lugar de eso, nos compartió un sentimiento. Es difícil hablar también para aquellos que después de unas horas seguimos emocionados con la garra de los ticos ante la naranja mecánica, pensada invencible. Entonces, ante esos momentos en que no podemos hablar (porque a veces simplemente no se puede); ante esos momentos en que hasta las palabras de un relator nos emocionan; ante esos momentos en que sólo queremos ver la sonrisa del goleador del día o las lágrimas del