Summer wasting (II): dejame dormir tranquilo

Hoy: reflexiones estériles, producto de tres semanas de insomnio.

- The Housemartins es mucho mejor de lo que cualquiera de nosotros puede darse cuenta. Dan ganas de ser marxista, y lo digo yo que prefiero a Weber.

-Después de mucha reflexión, decidí que el poder de la literatura es hacer que Sartre sea cogible. Los buenos libros se miden entonces en función de cuán cogible era el autor en principio y cuán cogible es después de haber leído el libro, es decir delta cogibilidad. La curva ideal sería la de una función exponencial. No nos sirve la función lineal, porque la libido es compleja y errática, así que nos quedamos con la cogibilidad exponencial. A saber:

f(x)= e^x

x=cogibilidad (delta cogibilidad)

y=calidad del libro y/o del autor

Después de haber analizado cada obra del autor (importante: si ya se leyó una obra o varias, el nivel de cogibilidad antes de leer el libro a analizar no es el mismo que el inicial cuando el autor era desconocido, en este caso la cogibilidad cero es igual al último valor de cogibilidad registrado), se calcula el promedio y se hace una curva total del autor. Si tengo tiempo y encuentro el software apropiado, prometo hacer curva de cogibilidad de Alan Pauls para ilustrar mecanismo.

-Canal 7 está para atrás, me duele decirlo. Estudio País ya no anima mis tardes y hoy interrumpieron 31 minutos para poner imágenes de un niño computarizado y un alienígena en un submarino. El alienígena simulaba tener ventosas porque estaba celoso de los pulpos y porque tenía hambre. El castigo duró unos cinco minutos. El niño se despidió: hasta la próxima, terrícolas. Después, ni noticias de 31 minutos. Algo está pasando.

-Las galletas Fantoche Horóscopo son brillantes conceptualmente, pero se caen en la ejecución porque se humedecen rápido y son incompatibles con dulce de leche.

-Después de R. Browning no se puede escribir sobre amor si no es en prosa así como después de Rothko no se pueden pintar manchas. No sin ser mentiroso.

-Lo importante del verano es moverse lento y, el 1º de marzo, olvidar todo lo que pasó entre diciembre y esa fecha.