Yes we did

Ver para creer, dicen. Menos mal que la Casa Blanca nos ahorra el disgusto de ver un muerto. Salvo para Medio Oriente, donde la gente camina, prácticamente, entre cadáveres. Pero todo no se puede, ¿no es cierto, Obama? Es decir, bastante con tener que librar a esos pueblos de sus terroristas dirigentes como para andar distinguiendo entre soldados y civiles. Digamos que es la “incerteza” de la guerra. Digo, “la guerra”. Supongo que nuestra curiosa y humanitaria audiencia ya debe haberse leído todos los diarios y visto todos los canales de noticias: Bin Laden killed. También supongo que cada cual tiene su propia conclusión, dentro de todas las posibilidades barajadas y considerando los datos que nos llegan desde Washington, contradicciones incluidas, claro está. Por suerte, TN nos cuenta lo que pasa y lo que tenemos que hacer con esta alerta antiterrorista mundial. Porque yo creo que todo el Grupo Clarín debe estar fascinado con lo que EEUU, su gobierno y sus jefes de prensa están logrando: MARCAR LA AGENDA INTERNACIONAL. Y pensar que Magnetto sólo marca (o eso quiere) la de este país poco serio que es Argentina. Ahora hay tela para cortar, como dios manda (me pregunto si el cristiano o el musulmán). ¡Qué suerte que el pueblo yanqui está aliviado! Todos bailan como Riquelme en esa propaganda en la que aparece vestido de blanco, porque Román está feliz. Como el pueblo yanqui, esa parte de pueblo que vota a un presidente para mantener la seguridad de su territorio. Ready for the good times. Y pensar que por estas maniobras un presidente de los iunaitid estaits, como gusta decir Copani, gana popularidad. ¡Y SIN PRUEBAS! In Obama we trust. Deberían cambiar la frase del dólar. ¿Cómo desconfiar de un Premio Nobel que hace justicia por mano propia (si es que todo esto es cierto)? Volvamos a la vendetta. Que Hobbes se vaya al carajo, Norberto Bobbio y Guillermo O’Donnell no entienden nada. Son libros muy largos, para qué gastar pólvora en chimangos. Así no se llega a ser el máximo dirigente de la máxima potencia económica, política y cultural de Occidente (y me quedo corta). Así, digo, leyendo, no se llega. Como cantan los de Calle 13, cuando se lee poco, se dispara mucho. Y sí, hay que tener unos buenos Robocops que nos salven la vida antes que los de turbante nos vuelvan a atacar nuestras ciudades. Nadie se mete con el Imperio. Salvo para hacer unos jugosos negocios familiares. Nadie le gritó a Osama ‘¡piensa rápido!’ para que esquivara la bala. Se ve que no tenía (¿tiene?) los reflejos de Bush, cuando esquivó el zapato del periodista. Qué va a ser. Ahora, reforzamos la seguridad por unos meses, todo se enfría, Obama es el héroe nacional norteamericano y es reelegido, porque seguramente un mandato no alcanza para cerrar Guantánamo. EEUU, salvando al mundo. El Capitán América. Benditos somos de ser occidentales, el Tío Sam siempre nos cuida. Y para aquel que no tuvo tamaña dicha, siempre va a haber un misil reservado para salvarlo del fundamentalismo. Salgamos a festejar la muerte de Osama, el triunfo de Obama, la felicidad del pueblo cuya democracia es la más pura del mundo, sin golpes de estado, con alguna válvula de escape en algún patrio trasero del tercer mundo. En la guerra todo vale, ¿verdad? Bush debe estar feliz (otro Riquelme más). The Empire Strikes back. Pero ya no hay regreso del Sith, o no debería. Como dice Collin Firth en Love Actually, “a man has to do what a man has to do”.
Un hombre festeja en las calles estadounidenses, uno cualquiera, genérico, con un cartel con la foto de su presidente en colores muy vivos y cálidos. El hombre salta, ríe, celebra la muerte. El cartel nos mira por televisión. Tiene una frase sobre la cabeza medio pelada de Obama, slogan de campaña. YES WE DID. Y no esperábamos menos.