Trata de hacer la prueba de parar las maquinitas, las maquinitas que llevas dentro de tí
Esta humilde servidora no puede dejar de contar las experiencias vividas en el último domingo de las (nunca tan) extensísimas vacaciones de invierno.
Luego de un almuerzo casi familiar en el que no faltaron los mixes culturales, tuve un reñido encuentro con mi tarea de inglés, teniendo que concluir 3 (tres) compositions para salir victoriosa. Disipé las tensiones haciendo mis yogui-movimientos y me dispuse a “descansar la vista”. El descanso duró poco. Sin previo aviso, empecé a estornudar como alma llevaba por el demonio. Sentía un aroma en el ambiente que me perturbaba la conciencia. Una vez eliminada la posibilidad de que estuviera en un sueño, bajé las escaleras para descubrir la verdad de la milanesa: mi padre (recientemente declarado budista) estaba encendiendo inciensos por todo el hogar, llamando a los Lares familiares a guiarnos por el camino del Bien. Como buena alma llevada por el demonio que era, elevé mis deciveles hasta límites insospechados y destrocé un par bastantes de los pequeños espíritus malignos que habían interrumpido mi sueño dorado. Esta vez no recurrí a mis yogui-relax-movimientos para tranquilizarme sino que opté por tirarme en el sillón a morir viendo televisión. Como era de esperar, no había nada para ver, excepto alguna que otra película con Tom Hanks (el Sebastián Estevanéz de los yanquis) o Penélope Cruz doblada en mexicano. Presa del pánico, hice zapping desesperadamente y sin rumbo alguno esperando que el televisor estallara para materializar mi ira. Bueno, eso tampoco sucedió. Mi vida dio un giro de 180 grados. La voz llegó antes que la imagen. ¿Era él? ¡Sí! ¡Era él! Daniel Radcliffe hablando sobre su pasajero enamoramiento con Emma Watson durante el rodaje de la primera película. (Llamo a los lectores memoriosos a recordar las caras de prepúberes-sin-vello-ni-sudor-de-buey que tenían los tres aprendices de mago en esas épocas). De un momento a otro, Daniel desapareció y en su lugar estaba Rupert Grint (sonrojado y con un bigote de púber que jamás conoció la rasuradora) hablando sobre lo incómodo que había sido besar a Emma Watson en la última película. “Somos como hermanos, hace media vida que nos conocemos”. Después de estas sabias y profundas palabras, apareció la perra petera de Emma Watson diciendo que nosotros los adolescentes ibamos a amar este último filme porque tenía muchas escenas con las cuales podíamos sentirnos identificados. Personalmente, opino que sólo me identifiqué con el momento en que ella lanzó con mucha furia los pajaritos endemoniados a la cara de Ron (o Rupert o moustache à l’Arizà). Así concluyó el E!Special y yo volví a caer en el turbamiento por la poca onda televisiva dominical. Hasta que aterricé en MTV que, como siempre, tiene sus programas de superdesarrollo del intelecto. En esta oportunidad se trataba de una competencia para que un par de imbéciles tuvieran la oportunidad de hablar con los Jonas Brothers, sus ídolos. Por supuesto el conductor era el mismo zanguango que está en todos los programas de esa señal y que últimamente tiró un look pseudo-punky. Lo interesante de este encuentro era escuchar (con distintos acentos de castellano) las pelotudeces que se pueden decir en 2 minutos de robar cámara a lo loco. Pero lo que más llamó mi atención es la escena que voy a intentar plasmar textualmente a continuación.
En un determinado momento, dos de las fanáticas tuvieron que enfrentarse en una lucha muy particular. El juego consistía en dos laberintos de minotauros en versión miniatura. Con la ayuda de una mini-escoba no voladora, debían arrastrar por el enrevesado camino a una Rata Blanca de Laboratorio. La que primero llevara a su animalejo a la salida, ganaba. El enfrentamiento no duró más que un par de minutos. Al concluir, la perdedora apareció ante la cámara, como suele suceder en los programas de MTV, diciendo sus palabras de buena perdedora. Dijo:
“No pensé que fuera a quedar eliminada tan rápido. La pelea fue justa. Lástima que la rata de ella fuera mucho más rápido. Pero me quedo con la mente tranquila. No soy yo la culpable de no poder ver a los Jonas.
(Mira hacia el infinito y más allá buscando las palabras adecuadas).
La culpable es mi rata.”
SURREALISMO PURO de domingo por la tarde.
Cambio y fuera.
Primero que nada, FELIZ ESTRENO, querido Darth Vader! Considero que el primer artículo subido es un éxito total y arrasador. Definitivamente taquillero, como Harry Potter. Extrañaba tu magia. Y el surrealismo puro del domingo por la tarde. Chapeaux! Y ahora, a los bifes: Rupert, somos pocos y nos conocemos mucho. Me pregunto, una vez más, como Vivi Canosa, ¿No será mucho?
ResponderEliminarAdhiero a las felicitaciones vomitadas por el rostro de la ley. Andábamos ganas de verte (y leerte), ¿y qué tópico más apropiado que Harry Po? En estos tiempos que corren hay que hacerse valer con varitas y pelotas.
ResponderEliminar¿Para cuándo una reseña de la adaptación cinematográfica de Melissa P.? (Espero que recuerdes esa noche, Teté.)