Cómo renunciar al amor y no morir en el intento

Aquí de nuevo y viendo que mis compañeras cibernéticas han decidido torcer el rumbo de este blog hacia la crónica periodística, entro yo a escena intentando llevar este barco al puerto de las revistas de moda y sexualidad trayendo a su mesa una serie de sexy-tips para hacerles la vida más simple. Mi primera columna mensual, cuatrimestral o anual o como me pinte la frecuencia, es acerca de cómo hacer que te chupe un huevo el amor y todo lo demás, o que te importe menos, o en fin, no calentarte por el asunto.

1- Mirá muchas películas de amor. Muchos me van a decir que es contraproducente, pero me gustaría explicarles por qué no lo es. Uno ve películas de amor como la que estoy viendo en este momento: Love Actually. O Notting Hill. No sé, funciona con cualquiera. Más allá de que la película puede tener un buen desarrollo o puede ser en definitiva una buena película como lo es esta, todas parten de una premisa muy pedorra, que viene a ser la idea cinematográfica e irreal del amor: una serie de casualidades muy afortunadas entre dos personas muy lindas y muy copadas que pegaron onda al instante (o no) y está todo bien por los siglos de los siglos, amén, aunque siempre con problemas en el medio porque si no no existiría la película. Pero si nos ponemos a analizarla minuciosamente, lo que hace tan maravillosa -o apestosa según el caso- a la película es justamente que en la vida real esas cosas no pasan. Chicas, yo les podría decir que vayan por la vida sabiendo que en todo momento puede acercárseles Hugh Laurie y pedirles matrimonio, y Uds, serían felices para siempre, pero como las tengo en suma estima, les voy a decir que esas son patrañas.

2- Adopten un sobrino, o un ahijado, o un hijo, o un hermano, o el sobrino postizo de una amiga, como familiar suyo. Ahí se van a dar cuenta de que nadie necesita lidiar a diario con un pobre imbécil que te rompe las bolas todos los días para ser feliz. O sí, pero que el pobre imbécil con el que se lidia puede tener un mes y una semana (y no ser, en ningún aspecto, un pobre imbécil), que aunque no lo imagines, así como nos hacemos creer que somos felices lavando, colgando y planchando ropa que no es nuestra, cocinando para otra persona, peleando y, en circunstancias, teniendo sexo con un homo erectus o no tanto, también se es feliz (se es indiscutiblemente feliz) cambiando pañales, siendo vomitado/babeado, sosteniendo en brazos a un niño cuya hazaña mayor es cabecear por su vida (pero qué bien lo hace... y qué lindo es cuando cabecea!)

3- Enamórense de un famoso, acósenlo hasta la muerte, consigan un plan de acción con el que terminen en la cárcel. Agréguenlo a Twitter, consigan su dirección, mándenle fotos de Uds desnudas*... De manera análoga al segundo punto, se darán cuenta de que, como seres humanos, histéricos, horribles, problemáticos que somos, somos posiblemente más emocionalmente estables** persiguiendo el objeto de nuestros deseos que, de hecho, tenerlo.

4- Trabajen 5 años corridos, ahorren toda la plata que ganaron, compren un piso 30 en las Abasto Towers y tírense desde ahí si piensan que todo lo que aquí expuse no tiene sentido. No me importa. El sólo objetivo de este artículo es que venga la Loca de Mierda a poner en duda mi "femenidad", para después poder ponerla en vereda.

5- Que la chupen, y que la sigan chupando.


* puede ser contraproducente. Consultar por efectos adversos en la puta que lo parió.
** evidencia científica disponible en la concha de tu hermana.