Otro eslabón del pedigrí

La trayectoria, cuando es prolongada, puede hacer correr cierto riesgo a un artista. Por supuesto, hablo de la repetición. Hay artistas que van escapando de a ciclos breves, como Jorge Drexler por ejemplo. Hay otros artistas que tienen ciclos más prolongados y que dentro de cada disco generan repeticiones e innovaciones. Hoy voy a hablar de este caso último. Voy a contarles un poco sobre el último disco del nunca bien ponderado Ricardo Arjona.

Es difícil hablar de alguien que es parte de nosotros. Es decir, es como criticarse un poco a uno mismo. Perder la subjetividad nunca se puede, pero sí podemos tratar de ser conscientes de las falencias y aciertos incluso de aquellos a los que jamás podremos criticar plenamente. Todo aquel que lea este escrito tiene que saberlo: Arjona es parte de mi cultura (musical y no solamente) y siempre va a haber algo rescatable para mí en sus trabajos, porque cuestan mucho esfuerzo, y porque me gustan. Una vez advertida la audiencia, haciendo por tanto que quien escribe no sea tildada de traidora, arrancan las observaciones.

Viaje. Así se llama el flamante disco que el guatemalteco presentó hace unas semanas en el Lola Membrives aquí en Buenos Aires, a donde volverá en Septiembre con sus consabidos conciertos. Segunda producción de su propio sello (Metamorfosis) con el que ya había dado a luz a Independiente, Viaje es un ida y vuelta en la música de Arjona. Hay canciones que responden al estilo que arrancó a perfilarse ya en 2008 con Quinto Piso y que se asocia a los marcos (habitus musical) de la balada romántica latina. Sonidos que suenan como deben sonar las canciones de amor de los artistas de la Patria Grande en el siglo XXI, al menos a nivel técnico. Artistas de los que llenan un Luna Park y vienen dando vuelta hace ya mucho tiempo. Canciones con estribillos pegadizos y que enseguida pasan a formar parte de las letras que el oyente sabe de memoria y canta distraídamente mientras limpia la casa o se da una ducha. Viaje es un disco fácil de escuchar, que no aburre y que no agobia. Hay canciones más logradas que otras, como siempre, y el sello arjonesco es inconfundible. Sobre todo este Arjona reciente que intenta volver a otros orígenes pero que no deja de ser el mismo que desde su quinto piso mira a la gente caminar y compone canciones que hablen de esos recorridos. Sin embargo, en este último disco no hay tantas historias de esas otras personas sino más bien alguna que otra enumeración de todo lo que hay en el mundo (como en el tema que cierra el disco, "Cisnes", intento de crítica a la vida en la que vivimos, volviendo a "Me están jodiendo la vida" -allá lejos y hace tiempo, en 1994-  y con sabor a "Aleluya" -de 2010). Estas canciones nuevas (14 en total) son mayoritariamente alusivas a las relaciones de quien canta con el otro sexo. Un poco de amor que supo ser fuego y luego fue manchado por la rutina (como bien sabe Sabina de esto) para finalmente volverse "realidad y costumbre" ("Cavernícolas, eso fuimos, sin patria, sin futuro, sin hogar"); un poco de amor del que hace daño incluso a corazones sin vértebras que se quiebran por la fuerza del extrañar ("Invertebrado", uno de los mejores temas del disco dentro de la tradición romántica a la que estamos más acostumbrados); un poco de lo poco que le queda a alguien que vale por lo que fue pero que sigue insistiendo (el tema más dulce y bonito del disco, "Lo poco que tengo", que nos recuerda al tono de "Suavecito" -2008- o "Usted" -2010: "lo poco que tengo es tan poco que es también pa' ti", porque al fin y al cabo somos tan pobres que no podemos dar otra cosa); un poco de viaje por el cuerpo de esa mujer amada, de la cual Arjona vive amarrado ya desde "Siete metros" -1998-, recorriendo ese paisaje que es el cuerpo de otra persona. No hay nombres en esta vuelta (no hay Martas ni Lauras) pero sí hay canciones que nos recuerdan al paraíso perdido, tópico que el guatemalteco maneja a la perfección. En resumidas cuentas, es un intento por seguir siendo cavernícola, siendo esto un vaivén difícil de manejar entre la renovación y la fidelidad a un estilo. No se le puede pedir a la rosa que no tenga espinas, porque como bien nos enseña Ricardo, las nubes grises también forman parte del paisaje. Pero esta rosa tiene espinas que no hacen doler o nubes  que no son grises sino de luz, como el tema que nos habla de una Eva en el sillón, bailando reggae ("Nube de luz"). Un disco que vuelve a los temas básicos y a los recursos que Ricardo inventó e hizo propios (por ejemplo, que un tema se llame "Apnea" sólo a él puede ocurrírsele). Es él en la época en la que canta. 

Por otro lado,  y ya como comentario final, puedo decir que este disco me gusta más que Poquita Ropa e incluso puede ser que le gane a Independiente. Sin embargo, yo quiero decir que lo que queda demostrado en Viaje es que la música que le sienta bien a Ricardo, aunque no venda tanto ni el público la desee como yo, es la caribeña. El tema "Viaje" es perfecto y tiene la rítmica de todos esos países que saben lo que es el son y el sabor-sabrosón. Galería Caribe es la perfecta demostración de un disco caribeño que hace lucir incluso hasta a los músicos que lo acompañan. Sin embargo, el público tirano y las discográficas y las estéticas musicales rescataron del mismo un solo tema, el que no era Caribe: "Cuándo". Y lo demás quedó perdido en las tinieblas de los que queremos a Arjona en sus lados B y en su cara-cruz y en sus no-hits. Este es un llamado a esa vuelta (que sé que él disfruta). Creo que finalmente puedo decir que la cueva sigue siendo cueva, y aún no se ha convertido en casa. Lo cual no quita que tenga que andar con cuidado. No creo que sus discos nuevos tengan el peso que Historias o Si el Norte fuera el Sur. Quizá porque ya no soy niña o quizá porque aunque sigan pasando tantas cosas, uno no cambia más, al decir de Ismael Serrano. Pero seguimos aquí. Con el corazón casi intacto. Y cierro con lo que creo que puede ser la relación que con Arjona busco construir (del tema "Pedigrí", de este nuevo disco):

Ya me vi, ya te vi,
Por los siglos o minutos junto a mi.
Ya me vi, ya te vi,
Por el tiempo que nos jure el porvenir.


Y así será, porque nadie puede deshacerse de la infancia o de la pasión. Y Arjona es todo eso, renovándose como puede con cada año que pasa. Como leí en un comentario en YouTube de un tal Elvis. Arjona es siempre Arjona: lo demás es monte y culebra. 


Comentarios

  1. Me hiciste recordar aquella canción en la que Arjona hace notar que tal vez quisieron hacerle cambiar su estilo en alguna parte de su carrera "Animal Nocturno".

    "Salía en la tele con cierto dejo de tristeza en la mirada y el alma enfadada de cantar sin decir nada"

    La canción que mas me gusta de este álbum es "Apnea" (y si, solo a el se le puede ocurrir)

    Confieso que el me ha enseñado muchas palabras que antes no conocía, es un genio.

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  2. Me encantó ésta reseña, la encontré por casualidad, y quedé fascinado. Es bueno encontrar y leer estas críticas, me ha llegado a lo más profundo. ¡¡ Muchas gracias!!

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  3. Por casualidad encontre esta reseña y de verdad agradezco el contenido yo amo la musica de ricardo arjona es de esas que estes pasando lo que sea te pone de buenas... gracias x tu musica RA

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