Historia del taxi


Lunes a la tarde. El calor invade el barrio de Belgrano. La humedad, poco a poco, nos va matando. Y en medio del trajín de Cabildo y Juramento, mi madre y yo en Compumundo, comprando una multifunción. Para volver a casa nos tomamos un taxi. Y en ese mágico momento, nos encontramos con un taxista que definitivamente está seduciendo a la vida.

-Vamos hasta Zamudio y Griveo, ¿ubica?- le comenta mi madre al señor taxista, como lo haría en cualquier taxi.
-Sí, señora. Por ahí vivía mi suegro, cuando todavía vivía. Además, yo me crié en Villa Urquiza pero iba a la plaza de Pueyrredón.
-¿Cuál plaza?
-La de Cochrane y Zamudio.
-¡Ah!, la del otro lado de la vía
-Sí, esa plaza. Lo que son las cosas de la vida. A veces, pasan cosas que parecen mágicas. Una vez con mi señora y mis hijas nos fuimos a Perú y Bolivia. En Bolivia conocimos a una señora que vivía en Australia y en ese mismo día que la encontramos, les ofreció a mis hijas que se querían ir a Nueva Zelanda quedarse con ella en Australia en el caso de que fueran. Y cuando mis hijas se fueron a Sidney, se quedaron en la casa de esta señora que encima les dio la llave sin conocerlas.
-Y hay gente así

La charla, al igual que nuestra travesía a casa, recién comenzaba. El taxista nos contó del viaje de sus hijas –de 24 y 27 años- quienes habían sacado una visa de un año en Nueva Zelanda por la que podían trabajar, cosa que hicieron durante seis meses. El resto del año, se dedicarían a viajar por la isla de Bali, por Tailandia, Malasia, India…algunos chicos de los que conocieron en el viaje las hijas del taxista se irían a China.
-Depende del gusto de cada uno, ¿vio?
-Seguro-comentó mi madre, interesada en el relato. Luego me comentaría que lo de la visa le pareció muy interesante, una clara sugerencia para que yo haga algo así. El taxista nos contó minuciosamente el trámite, casi como un emisario de la embajada de Nueva Zelanda. También nos dijo que su hija mayor estaba estudiando comunicación social y la más chica, psicología.
-Pero la mayor anda ahí, no se decide mucho a terminar la carrera. La más chica sí. Y cuando vuelvan en abril vamos a ver qué sucede, porque la verdad a mí Buenos Aires me hartó.
-¿Y a dónde se iría?
-Y, a Tandil me gustaría. Porque la más grande se quiere ir a vivir sola y la más chica tiene un novio cordobés así que no sé qué hará. Porque no puede obligar al chico a que venga acá porque la vida de la ciudad es muy distinta.
-¿Y el novio estudia?
-Es diseñador gráfico. Y la verdad que Córdoba ya le está quedando chica. Pero Tandil me gusta, algo más tranquilo con mi señora. Total, ya está.

Llegamos a casa. Nos despedimos del hombre que había sido también su propia representación y la representación del taxista tipo del cual oímos hablar siempre, con sus mágicas historias. Me quedé con varias conclusiones al respecto. Por ejemplo, qué piola lo de Nueva Zelanda. Según el taxista, allá está todo organizado respecto del inmigrante. Habrá qué ver si es así. También me quedé pensando en lo maravilloso que debe ser ir a Malasia. Por otro lado, medité acerca de la figura ‘taxista’. Ya es un ícono de la cultura nacional, es un símbolo que se ha construido a sí mismo y nos enseña que el jacarandá puede florecer dos veces. El taxista con sus juicios axiomáticos, con su ideología peronista o esa manía que muchos tienen de escuchar Radio 10. Los taxista que ponen música lenta o música de la Radio Vale –no dejes de soñar- Los taxistas que hablan de ‘su señora’ y hacen chistes respecto de la suegra. Los taxistas que se quejan de la política y afirman tener la verdad de la milanesa, que no es poco.
Y del otro lado, el pasajero que se desahoga con el taxista, que tan sólo lo escucha, que no le da bola, que le sigue la charla. Pienso en el taxista de Mujeres al borde de un ataque de nervios, con su taxi ‘tuneado’ y ese tapizado de leopardo que te contaminaba visualmente. Pienso que tenía todo lo que uno necesita, desde revistas hasta colirio. El taxista multifacético, divertido, pesado, histórico. Mi homenaje hacia ellos desde HND.
Para despedirme de todos ustedes, generosos lectores, la canción cuyo título ilustra este humilde artículo. Historia del taxi, de Ricardo Arjona, quien afirma que un taxista le contó esta historia en un místico viaje.

Eran las diez de la noche, piloteaba mi nave
Era mi taxi un Volkswagen del año 68
Era un día de esos malos en que no hubo pasaje
Las lentejuelas de un traje me hicieron la parada
Era una rubia preciosa, llevaba minifalda,
El escote en su espalda llegaba justo a la gloria
Una lágrima negra rodaba en su mejilla
Mientras que el retrovisor decía ‘¡ve qué pantorrillas!’,
Yo vi un poco más
Eran las diez con cuarenta, zigzagueaba en reforma
Me dijo ‘Me llamo Norma’ mientras cruzaba la pierna
Sacó un cigarro algo extraño, de esos que te dan risa
Le ofrecí fuego de prisa y me temblaba la mano
Le pregunté ‘¿Por quién llora?’
Y me dijo ‘Por un tipo que se cree que por rico
Puede venir a engañarme’
‘No caiga usted por amores, debe de levantarse’, le dije,
‘cuente con un servidor si lo que quiere es vengarse’
Y me sonrió

¿Qué es lo que hace un taxista seduciendo a la vida?
¿Qué es lo que hace un taxista construyendo una herida?
¿Qué es lo que hace un taxista en frente de una dama?
¿Qué es lo que hace un taxista con sus sueños de cama?
Me pregunté

‘Lo vi abrazando y besando a una humilde muchacha
Es de clase muy sencilla, lo sé por su facha’
Me sonreía en el espejo y se sentaba de lado,
Yo estaba idiotizado, con el espejo empañado.
Me dijo ‘Dobla en la esquina, iremos hasta mi casa.
Después de un par de tequilas, veremos qué es lo que pasa’
¿Para qué describir lo que hicimos en la alfombra
Si basta con resumir que le besé hasta la sombra y un poco más?
‘No se sienta usted tan sola, sufro aunque no es lo mismo.
Mi mujer y mi horario han abierto un abismo.
Cómo se sufre a ambos lados de las clases sociales,
Usted sufre en su mansión, yo sufro en los arrabales’
Me dijo ‘Vente conmigo, que sepa no estoy sola’
Se hizo en el pelo una cola, fuimos al bar donde estaban.
Llegamos. Precisamente, él abrazaba a una chica
¡Mira si es grande el destino y esta ciudad es chica!
Era mi mujer

¿Qué es lo que hace un taxista seduciendo a la vida?
¿Qué es lo que hace un taxista construyendo una herida?
¿Qué es lo que hace un taxista cuando un caballero
Coincide con su mujer en horario y esmero?
Me pregunté

Desde aquella noche, ellos juegan a engañarnos
Se ven el mismo bar
Y la rubia para el taxi, siempre a las diez en el mismo lugar.

Comentarios

  1. Una vez yo estaba desahogando mis problemas con el peronismo (para vos Katie Maurice) con mi mamá y el taxista dijo:
    -Perdonáme que interrumpa pero....yo hace 62 años que vivo acá, vi de todo: radicales, milicos, peronistas. Lo que no se puede negar es que a Perón la gente lo quiere, y eso para mí es lo más importante, el tipo es como Papá Noel. O era..bueno, no sé.

    Dicho eso, yo le deseo la muerte a todos los taxistas (admito pocas salvedades). Me hartan, todos. Manejan lento cuando querés cruzar y cuando finalmente te animás, aceleran. Y encima no paran de hablar. Yo seré rubia, pero no espero ningún tacsi.

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  2. Yo creo que las historias con taxistas tienen para toda una noche de cuentos de la cripta.
    Hay registros de taxistas muy locos que echan sus pasajeros (been there, done that) hasta algunos que insinuan poseer armas en la guantera.

    Si bien en noches de desesperación pueden resultar una salvación (Je), lamentablemente son las menos esas ocaciones.
    Agueante el colectivo que es argentino y peronista.

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  3. Esperar el 53 a las 2 de la mañana es peronista

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  4. si me pongo exigente es porque no quiero que me desplacen.

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  5. bueno, me quedo sola en el sentimiento. para mí, son una curiosidad y al igual que Aristóteles,pienso que es la curiosidad la que mueve las cosas...o la que mató al gato (o acaso no quieren a Roxy -Mercedes Morán-? quién dijo que taxi o colectivo? ella se quedó con Panigasi!) besos.

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  6. y me olvidé de decir, miren 'Mirá quién habla 1' y sepan lo que es un taxista seduciendo a la vida.

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  7. acto de justicia: ayer choqué a un auto en bicicleta (cuando uno está en bicicleta todos los autos son viles), la próxima choco a un taxi y si puedo le rayo la puerta

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  8. p.d.: yo una vez vi una película de un tacsista irlandés adorable, pero claro, era irlandés

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