Summer wasting (VIII): ¿quejas y fuck me pumps?

El domingo pasado próximo en The Guardian Germaine Greer publicó un artículo titulado "Why the world doesn't need an Annie Warhol or a Francine Bacon". El artículo es una ¿reseña? sobre la muestra Elles que en Mayo del año pasado ocupó un lugar en el Centre Pompidou. La muestra ostentaba obras hechas exclusivamente por artistas mujeres. Greer hace una pequeña ¿denuncia? (disculpen la incerteza, es que Greer me hace la vida imposible) a la National Gallery por tener sólo 10 mujeres artistas (porque a veces parece que el género se antepone a la condición de artista) en la colección permanente, de las cuales sólo 4 estarían en exhibición permanente. Después se explica que el objetivo de la muestra parisina es devolver a las mujeres el lugar que merecen en la historia del arte y se hace un comentario muy breve de las obras más llamativas. La muestra Elles, concluye Greer, falla al mostrar trabajos menores de artistas mayores. Y así convence a los visitantes de que existe algo así como "arte de mujeres" y de que es ese mismo arte el que no va a ningún lado. Me gusta que Greer desmantele (qué uso generoso del verbo, digamos que simplemente sugiere en media oración) la mentira de que existe algo así como el arte de mujeres, la literatura femenina, etc. Pero algo me hace ruido: Greer efectivamente se queja de que la National Gallery tenga pocas artistas de sexo femenino. Personalmente, me cuesta creerle a Greer (y nunca le voy a perdonar su crítica despiadada a los prerrafaelitas), pero eso no es suficiente para descalificarla así que fui a visitar el archivo. En un artículo publicado en el mismo diario el 30 de Marzo del año pasado, se pregunta por qué no hay tantas mujeres prominentes en la historia del arte como hombres. Sí, está bien, dice Greer, hay un componente cultural que determinó que las mujeres no tuvieran acceso a actividades como el arte pero hay algo más. (Abran bien los ojos porque lo que está por venir es de ver para creer.) "Eventually I arrived at a theory, which I offer for consideration. It goes like this: women, being generally more rational than men, are aware that life is more important than art. This is simple logic: art is a part of life, therefore art cannot be greater than life." Sí. Es así de sencillo: yo, mujer racional que soy, entiendo que el arte, como es parte de la vida, no puede ser más grande que la vida, visto que ésta última la contiene. Por lo tanto, no le dedico tanta energía. Yo, mujer que soy, ignoro la Teoría de los Conjuntos de Cantor y además soy uno de los seres más aburridos que jamás pisó esta mugrosa tierra. ¡Vamos, Greer! Ni me voy a molestar en refutar este argumento de la susodicha porque más fácil, más ameno y más productivo es releer Un cuarto propio de la Srita. Woolf. Ahí encuentro todo lo que necesito saber sobre la "falta de mujeres" en el ámbito de la cultura.
A esta altura de la lectura usted, lector, estará: a) enfurecido, buscando un objeto contundente para golpear el monitor, b) riéndose de las minitas que pretenden igualdad, c) un poco desorientado, d) a y c son correctos, e) b no existe sin c, f) curioso, g) en busca de glucosa y/o cafeína. Si su carácter es como el mío deben optar por d) y g). Pero les voy a decir lo peor: este "tema del cupo" resuena en nuestros pagos. Mi memoria, que en tonteras como éstas es infalible, recordaba algo sobre la versión criolla de la lucha por la "igualdad" numérica. La edición de Crítica Digital del 29 de Julio de 2009, que ostenta en la tapa titulares tan interesantes como "La expo Anti-K", "Capitanich abrió los ojos" y "Bravo, Bravo, Bravo", en la página 24 publica "La misteriosa sociedad de las intelectuales rebeldonas". Acompaña el flamante título este prodigioso ejemplar de labor periodística: "Son jóvenes, lindas, exitosas, publican libros, pero quieren más. Dicen que están cansadas de la misoginia y buscan derrotar el poderío masculino.Ya se reunieron tres veces. Ahora organizan una cumbre cultural. ¿Podrán vencer a los hombres?" El artículo menciona a un grupo de representantes de la cultura locales (Pola Oloixarac, Marina Mariasch, Celia Dosio, Cecilia Szperling, Sonia Budassi entre otras) que luchan por la igualdad entre el hombre y la mujer en el territorio que comparten: la cultura en general, la literatura y el periodismo en particular. Roka Valbuena no escatima en comentarios referentes a la belleza, el aspecto (¿o debería decir look?) y el estar in/out de dichas mujeres. Valbuena, además de atrocidades varias que ni vale la pena mencionar, no se decide entre la crónica y el artículo cómico. Digamos que, agregando un par de alusiones más a las partes pudendas, el artículo bien podría haber estado en la tanto más seria revista Barcelona (hoy en día eso pasa con la mayoría de los diarios, y no hace falta la alusión a los genitales siquiera). Estas mujeres, dice Valbuena, luchan por la cultura sin genitales. Szperling, creyéndose provocativa, en una supuesta entrevista pregunta al entrevistador cuántas mujeres columnistas hay en los diarios y asegura que para las mujeres todo es cinco veces más difícil (no especifica la fuente de la estadística). Ellas quieren que haya igualdad numérica. La fuente consultada advierte que hasta consideran un proyecto de ley que garantice igualdad. Puede que yo sea tan racional como me promete Greer, pero no puedo evitar recordar la decisión que Mark Rothko toma en cuanto es aceptado en Yale porque en dicha universidad hay un cupo de judíos que deben ingresar todos los años: él rechaza la invitación. Los cupos establecidos no son igualdad, son esa atrocidad de cara lavada (¿decir eso es de mal gusto en la era Obama?) que los norteamericanos llaman "racismo positivo". Es establecer cupos obligatorios de minorías étnicas en universidades y empresas, es apoyar a Obama haga lo que haga porque, como está bronceado, es alguien que lucha por el bien. Un lugar en un diario no garantiza nada. Para entender eso sólo hace falta abrir los ojos y ver que, aún teniendo una mujer presidente, el machismo no amaina sino que recrudece (especialmente en labios de mujeres resentidas que no soportan que un igual las gobierne). Lo que se debe lograr es igualdad de oportunidades pero más importante todavía: hay que lograr que deje de importar si se es mujer u hombre. No hay que imponer cupos, hay que escribir de cosas que no sean tampones y push-ups. Hay que mostrar que el pensamiento no tiene genitales. Hay que dejar de ser mujer u hombre para devenir trabajador.

Comentarios

  1. "Hay que mostrar que el pensamiento no tiene genitales. Hay que dejar de ser mujer u hombre para devenir trabajador"

    Sencillamente, brillante.

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  2. un anónimo me hace sonrojar... cuidado que si se me suben los humos empiezo a escribir sobre el peronismo con frecuencia semanal

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