Un artículo que para aprehender en su totalidad requiere haber visto Letra y Música
Antes de seguir con el artículo que sé que a todos interesa...más que nada quiero decirles que YA LLEGAMOS A LAS 100 ENTRADAS (de hecho, este artículo es el Nº101). Lo festejamos mañana a las 17hs en el teatro Bambalinas. Heisenberg podría estar allí mañana. HND.
Para escribir un artículo necesito inspiración. Parece que no es un síntoma único de Drew Barrymore en Music and Lyrics sino algo más difundido. Pero mi pregunta del día (que tampoco es marca registrada de 6-7-8) es ¿puedo inspirarme en verano?
El verano es algo raro. Por un lado me gusta, porque son mis vacaciones, puedo viajar o hacer como Arjona en 1993: mi más grande rutina es hacer lo que me da la gana. Pero, por otro lado, odio el calor excesivo, odio la gente que está todo el día sin saber qué hacer y se queja de eso en vez de hacer planes interesantes, odio el sudor pegajoso que el amigo sol contribuye a producir en masa…odio que me muestren imágenes de Mar del Plata en las que la gente se concentra en mayor medida que en la calle Florida en hora pico o en las que en un metro cuadrado puedo ver siete lonas y una cantidad de pies que ineludiblemente excede al común del prototipo humano. ¿Cómo puede relajarse alguien en ese mar de personas? ¿No se van todos porque odian el stress porteño, la gente que camina en masa, rozándose no por cuestiones románticas o por flirt o porque a muchos de ellos seguramente les gusta la piel de la mujer como a Facu Arana sino porque el “tema” espacial así lo requiere? Hey, ¿qué te pasa Buenos Aires? Y sí, Macri, me animo a decirlo.
¿Cómo inspirarme si no salgo de casa prácticamente lo cual impide que me sucedan cosas dignas de ser narradas en un blog? Más allá de que vale aclarar que, aunque salga de casa, no soy como esas personas que quedan siempre envueltas en situaciones anecdóticas, ni siquiera me robaron alguna vez (toco madera). En realidad sólo una vez pero no cuenta porque fue un pickpocket en el subte B y me robaron un estuche que no tenía nada de valor adentro (literalmente). Tampoco se cayeron árboles cerca de mi casa ni hubo un alud (por suerte, desde HND nuestra solidaridad con el pueblo jujeño y con el haitiano también). Más allá de mi decepción y terror ante Pino Solanas 2011 -que además afirma que se oxida al sol según el test del veraneante de Página 12-, puedo hablar de las series y películas que veo o de mis lecturas pero no puedo narrar algo que a la mitad más uno del planeta le interese. Y no me estoy quejando por si alguno tiene esa impresión: yo la paso bien en mi verano, es mi momento de menor socialización y mayor paz y reflexión, estoy de buen humor la mayor parte del día (el resto, duermo), veo a la gente que quiero, no hago trámites, establezco mi propio horario, sigo con las actividades que me interesan y con las que me comprometí, preparo mi viaje a Catamarca, descubro nuevos grupos musicales, exploto la programación de Canal 7, en fin. Pero no vivo más aventuras que las narradas en un libro de Simenon o en las cárceles de Turquía que muestra Expreso de medianoche.
Es así que la hueshita que hoy dejo en este blog es una mezcla rara de disculpa y explicación de mi ausencia en este blog. Leo los artículos, los comento, intento subir algo, escribir algo que supere los 3 ‘Sócrates es un gato’ y pongo toda mi voluntad para que ello suceda, a la caza de algo interesante que contar. Por eso, cerrando cíclicamente, todo se debe a que me falta la rutinaria fuente de aventuras inspiradoras que es el ciclo lectivo, el ciclo laborable, el resto del año que no es enero ni imágenes de La Feliz en los noticieros. Prometo salir a buscar aventuras reales para compartir o, si no, como el Quijote, me haré mi propio mundo con objetos comunes y corrientes que están allí fuera, tomando sol, buscando a mi Dulcinea. Drew, una vez más, te aseguro que esto no es como el negocio de la música al que se acostumbró Hugh Grant, yo tampoco quiero otra negociación.
Para escribir un artículo necesito inspiración. Parece que no es un síntoma único de Drew Barrymore en Music and Lyrics sino algo más difundido. Pero mi pregunta del día (que tampoco es marca registrada de 6-7-8) es ¿puedo inspirarme en verano?
El verano es algo raro. Por un lado me gusta, porque son mis vacaciones, puedo viajar o hacer como Arjona en 1993: mi más grande rutina es hacer lo que me da la gana. Pero, por otro lado, odio el calor excesivo, odio la gente que está todo el día sin saber qué hacer y se queja de eso en vez de hacer planes interesantes, odio el sudor pegajoso que el amigo sol contribuye a producir en masa…odio que me muestren imágenes de Mar del Plata en las que la gente se concentra en mayor medida que en la calle Florida en hora pico o en las que en un metro cuadrado puedo ver siete lonas y una cantidad de pies que ineludiblemente excede al común del prototipo humano. ¿Cómo puede relajarse alguien en ese mar de personas? ¿No se van todos porque odian el stress porteño, la gente que camina en masa, rozándose no por cuestiones románticas o por flirt o porque a muchos de ellos seguramente les gusta la piel de la mujer como a Facu Arana sino porque el “tema” espacial así lo requiere? Hey, ¿qué te pasa Buenos Aires? Y sí, Macri, me animo a decirlo.
¿Cómo inspirarme si no salgo de casa prácticamente lo cual impide que me sucedan cosas dignas de ser narradas en un blog? Más allá de que vale aclarar que, aunque salga de casa, no soy como esas personas que quedan siempre envueltas en situaciones anecdóticas, ni siquiera me robaron alguna vez (toco madera). En realidad sólo una vez pero no cuenta porque fue un pickpocket en el subte B y me robaron un estuche que no tenía nada de valor adentro (literalmente). Tampoco se cayeron árboles cerca de mi casa ni hubo un alud (por suerte, desde HND nuestra solidaridad con el pueblo jujeño y con el haitiano también). Más allá de mi decepción y terror ante Pino Solanas 2011 -que además afirma que se oxida al sol según el test del veraneante de Página 12-, puedo hablar de las series y películas que veo o de mis lecturas pero no puedo narrar algo que a la mitad más uno del planeta le interese. Y no me estoy quejando por si alguno tiene esa impresión: yo la paso bien en mi verano, es mi momento de menor socialización y mayor paz y reflexión, estoy de buen humor la mayor parte del día (el resto, duermo), veo a la gente que quiero, no hago trámites, establezco mi propio horario, sigo con las actividades que me interesan y con las que me comprometí, preparo mi viaje a Catamarca, descubro nuevos grupos musicales, exploto la programación de Canal 7, en fin. Pero no vivo más aventuras que las narradas en un libro de Simenon o en las cárceles de Turquía que muestra Expreso de medianoche.
Es así que la hueshita que hoy dejo en este blog es una mezcla rara de disculpa y explicación de mi ausencia en este blog. Leo los artículos, los comento, intento subir algo, escribir algo que supere los 3 ‘Sócrates es un gato’ y pongo toda mi voluntad para que ello suceda, a la caza de algo interesante que contar. Por eso, cerrando cíclicamente, todo se debe a que me falta la rutinaria fuente de aventuras inspiradoras que es el ciclo lectivo, el ciclo laborable, el resto del año que no es enero ni imágenes de La Feliz en los noticieros. Prometo salir a buscar aventuras reales para compartir o, si no, como el Quijote, me haré mi propio mundo con objetos comunes y corrientes que están allí fuera, tomando sol, buscando a mi Dulcinea. Drew, una vez más, te aseguro que esto no es como el negocio de la música al que se acostumbró Hugh Grant, yo tampoco quiero otra negociación.
Atos: la crónica de las aventuras que nos esperan mañana te la dejo a vos entonces.
ResponderEliminarTe abrazo con fervor militante,
el T. de M.