La mesa está servida

Este es un artículo de emergencia.
Supongo que la audiencia de este multitudinario blog ya sabe del asesinato de Mariano Ferreyra. Supongo que también sabe que tenía 23 años y era de la UJS. Y que hoy hubo (quizá todavía continúe) una marcha reclamando que finalmente acaben estas patotas de la burocracia sindical –no confundir con los sindicatos-. También espero que esta audiencia sepa que hay una fiscal que va a investigar, entre otros aspectos, la participación de la Federal en esto (su no-participación, precisa y sospechosa aunque no curiosamente) y que hoy dijo “¿por qué los militantes de izquierda no quieren declarar conmigo, si yo también soy de izquierda?”. Este dementor estuvo en la marcha. Las columnas parecían divisiones de ejércitos, salvando todas las distancias. Las banderas rojas. Y aunque el PO nunca fue ni es de mi agrado, hoy no sólo me solidarizo, como si la causa no fuese mía. Apoyo este reclamo y lo hago mío por lo que significó el hecho en sí (y aunque Mariano no estuviese particularmente “marcado”). Mataron a un militante estudiantil que compartía la causa de los trabajadores ferroviarios, poniendo en evidencia no sólo la existencia (ya conocida) de estos tejemanejes de ciertos sectores nada despreciables de los sindicatos, sino también la poca idoneidad de algunos líderes. Verdaderamente, pienso en un militante de izquierda, sin olvidarme lo que es el PO, asesinado y una policía que libera la zona (¿habría banderas de San Expedito?).
La marcha no me ha dejado mucho, las consignas oportunistas no han faltado y verdaderamente no me sentí poseída por un espíritu combativo más amplio o ese misticismo que espero hallar en las manifestaciones que considero justas. Pero fui y estuve y vi a los militantes y apoyé totalmente el reclamo porque, aunque recién iniciando, también formó parte de este colectivo de militancia estudiantil –o lo intento, al menos- y, por lo tanto, me apropié, a mi manera, de la situación. Porque, como dice Sandra Russo, por ser oficialista, no va a venir Pino Solanas a decirme si me duele o no lo sucedido. Así que creo que hice bien en ir. Obviamente, no pido que se vaya Cristina ni comparto las consignas anti-kirchneristas. Espero que el gobierno colabore efectivamente con la fiscal, como le corresponde a un gobierno compañero. Y antes de cerrar, verdaderamente preocupada (por si no se notó aún) por lo que ocurrió, quiero hacer una reflexión sobre el programa de hoy de Mirtha Legrand que, aunque suene frívolo, no lo fue.

En la mesa de hoy, sucedieron cosas raras. Y la mezcla de sentimientos aún no me deja pensar claramente así que sepan que, llegada hace relativamente poco de la Plaza, escribo al calor de lo sucedido. Primero de todo, los invitados: Marcelo Ramal (dirigente del PO), Pino, Vilma Ripoll, Facundo “tengo-un-helado-aplastado-en-la-frente” Pastor (periodista de América) y Carabajal, periodista que labura con Majul. Supongo que somos pocos y nos conocemos mucho. En fin, sigamos. Tema de hoy: la muerte de Mariano y sus aristas. Aunque siempre vamos más allá.
No voy a hacer un relato pormenorizado de lo ocurrido. Tan sólo voy a contarle a esta audiencia lo que sentí al ver a esa gente (no a Facu o a Carabajal, no a ellos), a los militantes de izquierda, llamando a Mirtha por su nombre como si la conociesen de toda la vida y fueran “best friends forever and ever”. Ver a Vilma hablando con Mirtha como si ellas pertenecieran, en efecto, al mismo espectro político, como si representaran a la misma gente. Ver a Ramal y a Pino recibir como obsequio un carísimo reloj (seguro de Leiva joyas) y ser atendidos por una chica callada, invisible e invisibilizada, vestida como la típica empleada doméstica, de negro y blanco, trayendo platos con comida “minimalista”, bajo una araña de pseudo-diamantes. La virgen, en el fondo, daba un halo místico (el que me faltó en la marcha, quizá por no hallarme rodeada de peronistas) y brindaba su bendición a los presentes. Mirtha, como pez en el agua aunque usted no lo crea, hablaba de igual a igual con Vilma y Ramal y les decía “para mí, hoy, Moyano dirige el país”. Es decir, Pino hablaba con esta señora acerca la mafia que existe detrás del negociado hecho con los ferrocarriles como si ella apoyara esa causa; Pino hablaba de la hipocresía del matrimonio K al lado de una mujer que apoyó la dictadura y que hoy se horroriza por la violencia. Una mujer que cerró el programa pidiendo por la paz y “fundamentalmente” la seguridad. Una mujer que le preguntaba a Vilma “¿quién mandó a la policía para que dejara libre el área?”, inocentemente, porque es lo que la gente se pregunta en casa. Y Pino, riendo como un brujo malo (aunque no quiero dejarlo tan mal parado, porque al lado de Mirtha sería injusto…y al lado de otros, también), le dijo a Mirtha que la seguridad no sólo venía por el poder económico concentrado –restándole importancia-, sino por estas mafias –la de los FFCC principalmente- y estas burocracias sindicales que actuaban conjuntamente y que ya son empresarios. A veces, parecía que los atacados fuesen los gremios en sí mismo, por su esencia, y no los sectores efectivamente reales que conforman dicha burocracia (cómo será que Mirtha le tuvo que preguntar a Vilma “¿pero no hay sindicalistas potables o buenos?”). La verdad es que esa conjunción anti kirchnerista me generó tristeza, me hizo dar cuenta de la hipocresía reinante y me hizo pensar en algo más: en la gente que cree en esos representantes de izquierda o centro izquierda (porque los periodistas de América no me sorprenden). Como Mariano Ferrerya. Ramal, Vilma y Pino. Con sus diferencias. Comiendo con Mirtha, que apoyó a la dictadura, a Menem y a Macri; que habla con Michetti como si fuera la mejor amiga y que recibe con alfombra roja a De Narváez. Ramal, Vilma y Pino. Con la chiqui. En un programa que hace cuarenta años que está en el aire. Igualados hoy. Y Mirtha dice “¿saben lo que queremos los argentinos? Paz. Y Seguridad”. No igualdad y libertad, distribución de la riqueza y educación, tierra y pan. No. Paz y seguridad. Ella, que es la gente. Ellos, que representan a esa gente. Y, sin embargo, nunca en mi vida vi menos gente en una mesa como hoy al mediodía.

Comentarios

  1. Voy a dejar que los hechos hablen por mí, Mirtha en la mesa de hoy preguntó:

    ¿Esto no significa que la presidenta tiene su Kosteki-Santillán?

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  2. Estos tipos son claros burgueses que no sé en q carajo creen. Sinceramente no sé en qué carajo creen. Y yo soy burgués!

    Lo que me queda en claro es q no están a la altura de representar los derechos de los descamisados, ni de los tupac amaru. No después de haber almorzado con esa señora. Y no me importa que hayan estado en la marcha de Mariano. Y eso que lo vi a Pino ahí acompañando con un discruso muy claro. También la bandera de proyecto Sur.

    Porque Mirtha Legrand no es el enemigo, tampoco es un compañero que te pueda descepcionar (léase el artículo de contratapa de José Pablo Feinmann del página 12 24/10). Representa todo un aspecto burgués que Gret perfectamente describió y que los polítcos que realmente quieren transformar al país en algo nuevo, más inclusivo, más igualitario no pueden sentir más que asco.

    Es 2010 y me da asco ver a esa señora todavía almorzando.

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  3. CON LA ANTENA DE TN, CON LA ANTENA DE TN
    VAMO' HACER UNA ESCALERA, VAMO' HACER UNA ESCALERA
    PARA BAJAR AL INFIERNO
    A LA PATRIA ZOCALERA,
    EA EA EA EH, EA EA EA EH

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  4. me muero. TORO CONDUCCIÓN. marian, me encanta que nos postees cosas serias. NO TE MUERAS NUNCA.creo que sólo escribo para obetner comentatrios como los de este articulo. LOS AMO.nada mas,nada menos.

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