¿Cómo voy a lograr que aún me quieras?

Hoy escribo para pedir perdón. Un perdón que quizás nunca reciba, porque es quien les escribe quien pide perdón y quien debe darlo. Sin esperanzas de aliviar esta vergüenza, escupo todo lo que me estrujó el corazón esta noche.
Hace unas horas nomás, la cobloguera desaparecida en acción (D.V.) et moi fuimos a ver el recital de Pedro Aznar en Costanera Sur. Llegamos tarde. Mejor dicho: llegamos a la hora a la que debería haber empezado el recital en una ciudad como la gente. El sonido estaba como el hongo, la lista de temas era repetida (tanto que pudimos adivinar correctamente qué canción seguía a cuál otra), el escenario era cualquier cosa y, lo peor de todo, la voz de Pedro se escuchaba mal. Parecía que la garganta no le alcanzaba, cantaba las bagualas sin sentimiento y esa voz tan dulce y airosa que normalmente da cosquillas en la panza ya no tenía ese qué sé yo que tienen las tardecitas de Buenos Aires. Mi compañera de aventuras y yo estábamos destrozadas. Había en el aire un olor rancio, pero la gente de alrededor no lo sentía. Pasamos por el enojo, por la desilusión y por la vergüenza. Yo soy fiel, muy fiel, Pedro. Cuando me entrego lo hago para siempre, y estuve a punto de mandarte a volar. Pensé en no escucharte más, pensé que escuchar tu risa tan íntima y frágil amplificada por un micrófono nunca más me iba a dar esa satisfacción que alguna vez me había dado.


El recital terminó, la gente aplaudía y nosotras, estupefactas, buscábamos la manera más rápida de huir. En eso nos encuentran dos conocidos (bueno, conocidos es un decir, porque los dos sabían mi nombre y yo apenas ubicaba a uno de ellos), nos dicen que les encantó el recital, que Aznar es un groso. No ocultamos nuestra desilusión, nuestra bronca, aclaramos que éramos enamoradas pero que este no había sido su mejor recital, que no entendíamos qué había pasado.

"Pero...¿no escucharon lo que dijo? El chabón está hecho pija, se le murió la vieja hace dos días."

Qué mal me sentí, Pedro. Me quise matar, no podía ni sacudir el sinsabor del recital y seguía odiándote. Llegué a casa, cené, pasó un rato y de golpe me cayó la ficha. Ahora no me puedo perdonar, ahora que dudé de un amor tan serio. Ahora no me queda más opción que machacarme el alma escuchando esas canciones que me sedujeron una y otra vez, hasta tapar la vergüenza con tristeza. Pero antes de eso, te dedico esta canción, una canción para escuchar solo y triste en una habitación llena de humo.

Comentarios

  1. Qué bajón.... yo quería ir con mi viejo porq era su cumpleaños, pero con Gret y Mariana nos fuimos a Glew a cenar con los vecinos del barrio.

    Pobre Pedro, yo adoro sus canciones, sabe hablarle al corazón.

    Un abrazo

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  2. todos cometemos errores, y en una semana que no fue de las mejores para este dementor (por eso no escribí nada) quiero decirte que te comprendo,toro-
    un abrazo para Pedro y todo nuestro amor, siempre.
    como diria Ignacio Copani: YA VENDRÁN TIEMPOR MEJORES.

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