Be my man

Hola, ¿qué tal? Como dos de los cuatro miembros de este blog no responden un puto mail (uno de ellos ni siquiera mensajes de texto) y el miembro asociado (Micaelita, que es a este blog lo que Paraguay al Mercosur pero con menos calor) tampoco da señales de vida, vengo a compartir intimidades con ustedes, los centenares de miles de lectores que siguen apasionadamente este blog...o no.

En estos últimos dos días, mi libido sufrió dos sacudones importantes. Vamos por orden de importancia.

Ayer estaba en mi cocina a la madrugada trabajando muchas horas sobre una planilla de excel muy larga y molesta mientras comía toda clase de cosas que involucraran azúcar compulsivamente y cada tanto cambiaba de canal. Claro que los canales eran limitados: del 746 directo al 121, pasando por 721 y 717, y quizás echando un vistazo a los canales de películas que van del 500 al 520. En una de esas idas y venidas, cuando aterrizo en el 121 (la TV pública) algo ilumina mis ojos. Sí, señor, era Dirk Bogarde. Creo que lo primero que mi mamá me enseñó sobre la cultura británica fue lo bueno que estaba Dirk Bogarde. Por mandato familiar, por comprensión histórica y por decisión política, no tuve más opción que pegar los ojos a la pantalla. La película era "El Sirviente" de Joseph Losey. No voy a decir que pone de relieve la violencia intrínseca a la explotación en el régimen capitalista o las contradicciones del nacionalismo burgués porque hoy no es nuestro interés. No voy a hablar sobre las cantidades industriales de delineador líquido que se usaban en 1963. Tampoco voy a describir las toneladas de tensión sexual que había entre Barret, el personaje de Dirk Bogarde, y Tony, el personaje de James Fox. Aunque quisiera, no voy a dedicar renglones de este artículo diciendo que todos los ingleses son unos homosexuales misóginos reprimidos y que por eso me gustan tanto porque no le concierne a nadie. Voy a comentar algo crucial que descubrí buscando el torrent de la película (porque no era mi intención quedarme hasta las 3 de la mañana mirando la película, aunque después lo hice): James Fox (el papurri más papurri de toda la aristocracia inglesa de los sesenta) es el abuelo de Laurence Fox (ese pedazo de hombre que encarna a Hathaway en "Lewis"). Sí, es el abuelo, y es igual de irresistible. Mujeres del mundo, presten mucha atención a esto: hay una genealogía del sex appeal, sólo hay que saber buscarla.

Hablando de genealogías de sex appeal, el domingo me dio un besito Juan Manuel Abal Medina (h). Ese hombre me va a matar, después de haberlo saludado creo que no puedo enamorarme de ningún hombre. Como dijo Mariotto: para ser patriota no hace falta bronce, hace falta carne y hueso. Y este hombre tiene carne. Parece flaco y jovencito, pero en persona es grandote, bien alimentado y bien señor. Además da muchos besos y abraza a cualquiera. Les contaría más, pero la idea es que mis ex-amigas me llamen para preguntarme.

Ahora los dejo porque me voy a seguir eligiendo las películas que voy a ver en el BAFICI hijo de re mil puta con horarios de gorila y películas para imbéciles. Pero no importa, logré apretar 7 películas de viernes a lunes. Próximamente: la crítica de cada una de las películas, hay desde documentales sobre técnicos nucleares en calzoncillos hasta la película que el interventor facho Miguel P. Tato hizo sobre Facundo Quiroga. Soy muy feliz con mis elecciones.