Solicitud de amistad

Y sí. La colgué. Iba a escribir una crónica de la fiesta-qué-fantástica-fantástica-esta-fiesta de casamiento de Ceci. Pero, como siempre, el Toro me ganó de mano. Como no vale la pena otra crónica de lo mismo, aunque sí debo agradecer la foto del paraíso cosificado, id est, el corazón de malvaviscos, decidí escribir otra cosa.

En primer lugar, ayer vi “The Social Network”, la película basada en la vida del creador de Facebook, Mark Zuckerberg. Un freak sumamente inteligente y genio total de programación y computación en general. Creo que la mitad de la película se la llevan los datos que tiró y los nombres de procesadores. Además, actúa Justin Timberlake, que hace de otro niño yanqui genio que creó Napster a los 19 años. Puedo decir que después de ver el film, pensé dos cosas raudamente, a saber, 1) el negocio del mundo está en el software y 2) qué mierda hago estudiando antropología en Puan. Pero si uno se queda pensando más profundamente, puede darse cuenta de que Mark es un lobo solitario, sin amigos (en realidad, su único amigo le hace una demanda millonaria porque el niño genio lo engañó; no se puede ser un genio siempre o Mark nunca vio Toy Story), billonario sin duda pero muy, MUY nerd. Menos calle que Urano, pobre muchacho. Y lo mejor de todo es que empieza su negocio por despecho (¿sólo las minas? un freak prodigio inmaduro es mucho, pero mucho peor). Su novia, la única que lo quería de verdad, lo deja por ser un corazón de piedra. Él se emborracha y crea Facemash, que compara a mujeres con animales, mientras bloguea paso a paso lo que hace y divulga, poco caballero, ciertos datos sobre Erica en la web (por ejemplo, que usa un número corpiño más grande de lo que en realidad necesita…fea la actitud, Mark). En fin. Gran película, muchos bits y muchos números con muchos ceros. Poco amor, pocos amigos, una vida conectado a algo que no existe pero que da mucho, pero mucho dinero. Como dice el que hace de director de Harvard, “en Harvard los alumnos siempre piensan en crear nuevos proyectos y trabajos en vez de trabajar en lo que ya existe”. Así que todos esos gadgets y demases que tiene Facebook mueren en él, porque Mark está más solo que la una. Una medida inversamente proporcional. Llegando en Facebook al millón de usuarios, a Mark le sobraba cada vez más lugar en su mesa. Salvo por sus abogados. Una chica recién ingresada a la firma que lo defiende le dice “no sos un idiota, aunque te esforzás mucho por serlo”.

Pese a que yo no tengo facebook, me pareció importante destacar que la peli está buena pero por sobre todo que son hombres los programadores genios. ¿Dónde están las mujeres? Y justo el otro día leí en Página que son menos las mujeres que participan en blogs, páginas, etc. en relación al número de hombres. Aunque por otra parte, el mismo artículo decía que las mujeres se conectan para acelerar sus trámites, para averiguar cosas útiles y ahorrar tiempo, mientras que los hombres se conectan mucho más a menudo para entretenerse. Datos que a nadie le interesan salvo a mí. Pero como diría un deprimido profesor de historia del siglo XVIII del colegio secundario, todo tiene que ver con todo. Y en este blog, entreteniéndonos y ahorrando nuestro tiempo a la vez, somos cuatro mujeres y un invento virtual llamado Igor. Aunque nos ocultemos tras identidades masculinas y dos de nosotras sean prácticamente virtuales. Pero digamos que nuestra “solicitud de amistad” se da cara a cara. Igual, Mark, tengo la solución: hacéte peronista, pa, laburá en Conectar Igualdad, que, como me dijo una vez el Toro, te abriga el amor de Cristina.

Comentarios

  1. Yo quiero decir que es todo chamuyo. ¿Notan algo diferente? Es que estoy escribiendo este comentario desde mi nuevísima netbook de 10 pulgadas que recibí por mi cumpleaños. Es chiquita y linda, de color azul, y ahora puedo cargar mi ipod, escribir esto, esperar que Cristina hable en Catamarca y cargar un documental de Santiago Álvarez en un pendrive, todo al mismo tiempo. Soy feliz. No podría vivir sin mis computadoras y sin mi conexión a internet, hoy pasé varias horas en un estado de elevación espiritual porque logré hacer la partición del disco sin la ayuda de nadie. Es un terreno más en el que librar la batalla contra la ética de la crueldad. Y para dar cierto sustento teórico a este comentario que no le va a cambiar la vida a nadie, quiero decir que hay estudios que prueban que la gente que se conecta a internet pasa más horas socializando y haciendo actividad física que los que no, y que el promedio mundial de horas navegando la web es de 10,4 horas semanales (el máximo es en Singapur, con 15,3 horas semanales) y yo paso bastante más que eso conectada. Yo diría que como mínimo paso unas 3 horas por día, es decir, 21 horas semanales. MÍNIMO, MUY MÍNIMO, porque si tengo que hacer trámites, organizar algo, buscar algo, bajar películas o hacer lo que se me cante, paso bastante más. Y tengo una vida social decente, y camino mucho y voy a empezar actividad física en cuanto tenga los horarios de la facultad. En síntesis: TODOS PUTOS, salvo los catamarqueños, a quienes el equipo HND les manda un caluroso abrazo compañero.

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  2. Sí, compañeras, volví. Y traje conmigo un videojuego peronista para los últimos días de vacaciones.
    Helo aquí: http://dl.dropbox.com/u/15568437/evitayperoncontralosgorilas/PeronMain.swf

    Recuerden agarrar las manos del General para empezar a matar gorilas.
    ¡A vuestro servicio!

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  3. che, ese juego está más jodido que unificar el PJ

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