Es una dalia morena
Hoy vengo a rendirle homenaje a una mujer que se ganó mi corazón. Hoy vengo a rendirle homenaje al pedazo de mujer que es Katy Perry.

Sí, Katy Perry. Tengo que confesar que en aquellos tiempos gloriosos en los que Katy empezó su carrera con "I kissed a girl" yo la detestaba. Odiaba sus corpiños cubiertos de caramelos y sus ojos enormes y su cintura de chica de Divito. Pero si la noche te persigue, entrégate a ella. Después de ver (en secreto y con un poco de vergüenza) infinidad de videos de Katy, videos en vivo, entrevistas y videos oficiales, caí rendida a sus pies. Empecemos por el principio: Katy es una chica moderna, yanqui, hija de pastores cristianos o algo similar, en Santa Bárbara, California que siempre soñó con ser una estrella pop como Madonna. Hoy tiene 26 años, varios hitazos, unas curvas que marean a cualquiera y un papel de vecinita mezclado con nena putona que se sonroja mientras te saca el cinturón que le queda como un guante (o, para el caso, como le quedan todos los enteritos que se pone). Es que Katy tiene algo que, cada vez que la veo sonreír, me hace pensar: arriba morocha. Es alta y pulposa, es torpe, los ojos no le caben en la cara y así y todo se maquilla para exagerar los rasgos de muñeca inflable que tiene naturalmente. En vivo se la recontra banca, se pone esos enteritos que le apretujan las carnes, sacude las caderas y las tetas y rebota sobre las dos autopistas que tiene por piernas y además canta. Los temas son increíblemente pegadizos y estéticamente es, me atrevo a decirlo, lo más peronista que le pasó al pop yanqui. No le alcanza con ser un afiche de gomería, tiene que llevar todo al extremo. Entonces llena sus videos y sus escenarios de colores chillones, pone chupetines y crema batida en cualquier lado y le pasa el trapo a todas las otras chiruzas que de tener el culo tan fruncido no pueden salpiquetear con lápices de labios inflables gigantes. No es la careta de Lady Gaga, que se la da de "ay...yo nací para que los chicos del BAFICI puedan escucharme sin culpa y para mostrar mi cuerpo como alternativa al modelo hegemónico de belleza, y que yo sea rubia, flaca, bonita y de ojos celestes es sólo una casualidad...porque en realidad, soy fea, y me hice un lugar en la industria gracias a mi arte". No, señor, Katy está más buena que un cabsha y no le interesa ser una mujer de alta costura, porque le queda mejor estar comiendo un superpancho en la puerta de la cancha. Katy es compañera.
Es como esas chicas que en los videojuegos de boxeo pasan por el ring sosteniendo un cartelito, o las promotoras que en el Daytona te agitan las banderitas con el microshort a cuadritos blanco y negro. Y rodeada de caramelos, parece la fantasía de cualquier nene de 12 años que acaba de descubrir lo que es una mujer. Pero en esa perfección de revista (de revista de pajero, no de revista Vogue), Katy es torpe y ridícula, y es un exceso de todo. Si no me creen, miren el video de su último hit (y mi tema favorito) "California Gurlz". En el mismo video aparece en bolas con una peluca azul, chupando una paleta y tirando crema batida de sus tetas, al ritmo de un tema que reza las virtudes más carnales de las californianas. Es una mezcla curiosa entre la Mujer Maravilla (la única e inigualable Lynda Carter) y Wicked Wanda. Si es noche cerrada el pelo, si es pegadizo el tema, si es pura carne su cuerpo, esa moza es Katy Perry. Y todo este artículo fue escrito para decir sin vergüenza y sin culpa que me bajé sus discos. Y ahora leo a Kusch mientras tarareo California Girls, we're unforgettable, Daisy Duke bikinis on top, sun kissed skin, so hot....
qué debe generar más vergüenza? admitir que querés a Katy Perry o admitir que no tenés ni idea de quién es?
ResponderEliminarde cualquier manera, en este blog siempre se aprende algo. es maravilloso.