Ont allé au cinéma gris
Uno de mis lemas favoritos, y más usados por otra parte, es el que reza “lo prometido es deuda”. Fiel a mis palabras, aquí hago entrega, con cierto tiempo de decantación, de la crítica BAFICI 2011 que a mi humilde persona (¿o debería decir ‘dementor’?) le corresponde.
En orden cronológico:
La primera película con la que inauguré este Bafici fue americana, Voulez-vous coucher avec God?. Sábado a las 00.15 (o sea, domingo) en el MALBA que me queda más a trasmano que Puan. No, mentira, eso es imposible. Pero no me queda muy cerca, a decir verdad. Por suerte, no fui sola sino que me acompañó mi hermano, así que nos inmolamos juntos. Y no lo digo por el viaje, señor lector, lo digo porque nos ensartamos como pocas veces le ha podido suceder a la especie humana. Tanto es así que nos levantamos antes de que acabase (aunque no fuimos los únicos ni los primeros) y nos fuimos, como quien dice, a la goma. Obviamente, puteamos como nunca. Yo había trabajado todo el día y mi hermano no tenía ganas de ir. Pero hicimos de tripas corazón. Y así nos fue. Puede dar fe de lo acontecido el querido Toro, al que le mandé unos mensajes de indignación en el mismísimo momento en que esperábamos el 110, frente a la casa de Darth Vader. Sin trama, pura locura inventiva de los directores, grosera y desagradable al pedo. Mi puntuación es -3.14 “Sócrates es un gato”.
La segunda película fue en el Abasto, un domingo a las cuatro de la tarde. Duró 187 minutos. Sí, leyó bien, lector, no le pifié a la tecla. 187 minutos. De Ujica, el director rumano que estuvo presente durante la función y que hablaba un inglés un tanto rústico, fui solita mi alma a ver The Autobiography of Nicolae Ceausescu. Querida audiencia, MUY BUENA película. Un material sin retocar, aunque sí estructurado y recompilado bajo la mano maestra de Ujica, obtenido de horas y horas de filmación del archivo nacional y la televisión pública rumana. Además, amo su idioma, es muy parecido al italiano. Básicamente, el film sigue al líder rumano durante gran parte de su vida y gira en torno al crecimiento de este señor, Ceausescu, en las estructuras del poder nacional y fundamentalmente dentro del PC. Escenas muy extrañas, algunas “inesperadas”, efecto o resultado buscado por el mismo director, algunas cómicas (o tragicómicas, teniendo en cuenta el final de Nicolae) y el juicio, a mi criterio, sumamente bizarro, en el cual se lo condena a muerte (escena no mostrada, ya que la intención –ambiciosa- del director era mostrar los dizque recuerdos del líder en retrospectiva). Nota de color: la mujer sentada al lado mío durmió las tres horas y el otro hombre que me rodeaba llegó a roncar. Como diría Castrilli, para ellos, tarjeta roja. Mi puntuación: 4 “Sócrates es un gato”.
Tercera película, también en el Hoyts, miércoles a las dos de la tarde, antes de ir a trabajar, sola nuevamente, un largometraje portugués de 137 minutos (el primero de Nicolao), A espada e a Rosa. Rara. Muy. De hecho, no decido si me gustó o no. Sin dudas, el hecho de que el director haya hablado posteriormente cambia las cosas porque me enteré que en realidad no estudió cine, sino que es antropólogo. Escenas buenas, ESTUPENDA MÚSICA, un hermoso Portugal y personajes bizarros. Mi puntuación (la más difícil de mi vida): 3 “Sócrates es un gato”.
Cuarta película, con mi mamá y una amiga de ella. Arteplex de Belgrano, dos cortos, uno de 17 minutos (el que nos interesaba a las tres) y el de yapa, de 40 minutos. Vamos por partes. El primero es de Straub, llamado O somma luce. Un insulto a mi inteligencia y una pérdida de dinero total. Estaba el actor, digo, “actor” del film que era francés y que tuvo una discusión de alto nivel y mucho snobismo en francés, sí, en francés, en la sala. La película se basaba en el último canto de EL Paraíso del Dante, de La Divina Comedia. El actor, que luego dijo ser profesor en la vida real, era francés y leía o recitaba en algunas partes esos versos en italiano (leídos como lee un disléxico) en una ruta sin asfaltar, en medio de montañas muy verdes y hermosas. Básicamente, eso. Y una cámara que giraba y mostraba el paisaje escuetamente. Además de los primeros 8 minutos con la pantalla negra y música de fondo. HORROR TOTAL. La vieja de la esquina de mi fila gritó “esto es una cargada”. Risas. Puntuación parcial: 0 “Sócrates es un gato”. Segundo corto, Cat Effekt, de unos brasileños que viven en Berlín pero filmaron todo (en tres semanas) en Moscú, sin hablar ruso. Efectos raros de filmación (revelación manual) y una rusa muy linda con vos gruesa. Un director pedante que se sobrestimaba demasiado y que quiso componer una nueva estética del espacio a través de un idioma cinematográfico diferente al nuestro cotidiano (?). Conclusión: CUALQUIERA. La película era una sumatoria de escenas bizarras, que iban desde la chica rusa llorando bajo un puente una noche de invierno hasta la imagen de un club nocturno donde proyectaban Films de gatos. UNA MIERDA. Mi puntuación: 0 “Sócrates es un gato”. Nota mental: NUNCA MÁS VOY A VER UN CORTO DEL BAFICI. Nota mental bis: ODIO EL CINE EXPERIMENTAL.
Quinta película en la sala Lugones, inmediatamente después de los cortos asquerosos que acabo de describir, Wara Wara. Película boliviana muda de 1930, rescatada y restaurada hace poco, mito de la cinematografía del país de Evo, cuenta la historia de una princesa inca (Wara Wara) que vivía felizmente en su imperio, siendo sobrina de Atahuallpa, hasta que llegan los españoles y los matan a todos. Dispersa su comunidad, ella es la única sobreviviente de la estirpe real, junto con unos X incas y el sacerdote (además del poeta del incario). Ocultos en las cuevas, Wara Wara camina por los alrededores y es atacada por unos españoles que quieren “saciar sus groseros apetitos” (sic) con la princesa. Pero el capitán, Tristán, no lo permite, enfrenta a sus hombres y acaba mal herido. Wara Wara intercede ante el sacerdote para que cure al enfermo y éste finalmente sana. Lo obvio: nace un romance entre el conquistador y la conquistada. Imposible, por supuesto, pero ellos no pueden evitarlo. Conclusión: una mirada muy naif , que no da cuenta de la realidad ni de la resistencia indígena como ésta fue realmente. Por otra parte, no es lo importante el relato histórico sino la historia de Wara Wara y además es realmente gracioso ver cómo está hecho el film, por ejemplo, las hachas que son verdaderamente muy truchas, como toda la decoración inca. Uno se reía y hasta sentía ternura por esos albores cinematográficos de Bolivia. Lo extraño es la perspectiva adoptada siendo que los autores eran bolivianos. Es decir, muy pro-español o al menos muy frívolo el tratamiento de la matanza y de la conquista. Raro. Sin embargo, uno lo disfruta desde el dinamismo que tiene la película de tan sólo 60 minutos. Mi puntuación: 3.5 “Sócrates es un gato”.
Última película, domingo en el Abasto, 22.30, I was a Swiss Banker, de Imbach. HERMOSA. Me encantó. Las imágenes eran increíbles, un paisaje inmejorable, hermosas mujeres y un poco de locura difícil de creer en un suizo, pero es una película. Muy linda visualmente, me fui contenta del cine. Mi puntuación: 4 “Sócrates es un gato”.
All in all: señores, el Bafici de este año no me fue muy grato, mucho mejores los dos anteriores. Pero algo se rescata siempre y el próximo año será lo que tenga que ser y allí estará HND para socializarlo. Una queja final: ni una de las funciones empezó a tiempo, amén de la desincronización que hubo en algunos casos entre traducción y sonido. Cualquiera, man. Y una última acotación, parafraseando la canción final de la película UPA! Una película argentina. Es una pregunta que les hago a todos los chicos-Bafici (que como dice mi hermano “parece que tuviesen uniforme”): ¿por qué son tan dementes los chicos del cine independiente?
En orden cronológico:
La primera película con la que inauguré este Bafici fue americana, Voulez-vous coucher avec God?. Sábado a las 00.15 (o sea, domingo) en el MALBA que me queda más a trasmano que Puan. No, mentira, eso es imposible. Pero no me queda muy cerca, a decir verdad. Por suerte, no fui sola sino que me acompañó mi hermano, así que nos inmolamos juntos. Y no lo digo por el viaje, señor lector, lo digo porque nos ensartamos como pocas veces le ha podido suceder a la especie humana. Tanto es así que nos levantamos antes de que acabase (aunque no fuimos los únicos ni los primeros) y nos fuimos, como quien dice, a la goma. Obviamente, puteamos como nunca. Yo había trabajado todo el día y mi hermano no tenía ganas de ir. Pero hicimos de tripas corazón. Y así nos fue. Puede dar fe de lo acontecido el querido Toro, al que le mandé unos mensajes de indignación en el mismísimo momento en que esperábamos el 110, frente a la casa de Darth Vader. Sin trama, pura locura inventiva de los directores, grosera y desagradable al pedo. Mi puntuación es -3.14 “Sócrates es un gato”.
La segunda película fue en el Abasto, un domingo a las cuatro de la tarde. Duró 187 minutos. Sí, leyó bien, lector, no le pifié a la tecla. 187 minutos. De Ujica, el director rumano que estuvo presente durante la función y que hablaba un inglés un tanto rústico, fui solita mi alma a ver The Autobiography of Nicolae Ceausescu. Querida audiencia, MUY BUENA película. Un material sin retocar, aunque sí estructurado y recompilado bajo la mano maestra de Ujica, obtenido de horas y horas de filmación del archivo nacional y la televisión pública rumana. Además, amo su idioma, es muy parecido al italiano. Básicamente, el film sigue al líder rumano durante gran parte de su vida y gira en torno al crecimiento de este señor, Ceausescu, en las estructuras del poder nacional y fundamentalmente dentro del PC. Escenas muy extrañas, algunas “inesperadas”, efecto o resultado buscado por el mismo director, algunas cómicas (o tragicómicas, teniendo en cuenta el final de Nicolae) y el juicio, a mi criterio, sumamente bizarro, en el cual se lo condena a muerte (escena no mostrada, ya que la intención –ambiciosa- del director era mostrar los dizque recuerdos del líder en retrospectiva). Nota de color: la mujer sentada al lado mío durmió las tres horas y el otro hombre que me rodeaba llegó a roncar. Como diría Castrilli, para ellos, tarjeta roja. Mi puntuación: 4 “Sócrates es un gato”.
Tercera película, también en el Hoyts, miércoles a las dos de la tarde, antes de ir a trabajar, sola nuevamente, un largometraje portugués de 137 minutos (el primero de Nicolao), A espada e a Rosa. Rara. Muy. De hecho, no decido si me gustó o no. Sin dudas, el hecho de que el director haya hablado posteriormente cambia las cosas porque me enteré que en realidad no estudió cine, sino que es antropólogo. Escenas buenas, ESTUPENDA MÚSICA, un hermoso Portugal y personajes bizarros. Mi puntuación (la más difícil de mi vida): 3 “Sócrates es un gato”.
Cuarta película, con mi mamá y una amiga de ella. Arteplex de Belgrano, dos cortos, uno de 17 minutos (el que nos interesaba a las tres) y el de yapa, de 40 minutos. Vamos por partes. El primero es de Straub, llamado O somma luce. Un insulto a mi inteligencia y una pérdida de dinero total. Estaba el actor, digo, “actor” del film que era francés y que tuvo una discusión de alto nivel y mucho snobismo en francés, sí, en francés, en la sala. La película se basaba en el último canto de EL Paraíso del Dante, de La Divina Comedia. El actor, que luego dijo ser profesor en la vida real, era francés y leía o recitaba en algunas partes esos versos en italiano (leídos como lee un disléxico) en una ruta sin asfaltar, en medio de montañas muy verdes y hermosas. Básicamente, eso. Y una cámara que giraba y mostraba el paisaje escuetamente. Además de los primeros 8 minutos con la pantalla negra y música de fondo. HORROR TOTAL. La vieja de la esquina de mi fila gritó “esto es una cargada”. Risas. Puntuación parcial: 0 “Sócrates es un gato”. Segundo corto, Cat Effekt, de unos brasileños que viven en Berlín pero filmaron todo (en tres semanas) en Moscú, sin hablar ruso. Efectos raros de filmación (revelación manual) y una rusa muy linda con vos gruesa. Un director pedante que se sobrestimaba demasiado y que quiso componer una nueva estética del espacio a través de un idioma cinematográfico diferente al nuestro cotidiano (?). Conclusión: CUALQUIERA. La película era una sumatoria de escenas bizarras, que iban desde la chica rusa llorando bajo un puente una noche de invierno hasta la imagen de un club nocturno donde proyectaban Films de gatos. UNA MIERDA. Mi puntuación: 0 “Sócrates es un gato”. Nota mental: NUNCA MÁS VOY A VER UN CORTO DEL BAFICI. Nota mental bis: ODIO EL CINE EXPERIMENTAL.
Quinta película en la sala Lugones, inmediatamente después de los cortos asquerosos que acabo de describir, Wara Wara. Película boliviana muda de 1930, rescatada y restaurada hace poco, mito de la cinematografía del país de Evo, cuenta la historia de una princesa inca (Wara Wara) que vivía felizmente en su imperio, siendo sobrina de Atahuallpa, hasta que llegan los españoles y los matan a todos. Dispersa su comunidad, ella es la única sobreviviente de la estirpe real, junto con unos X incas y el sacerdote (además del poeta del incario). Ocultos en las cuevas, Wara Wara camina por los alrededores y es atacada por unos españoles que quieren “saciar sus groseros apetitos” (sic) con la princesa. Pero el capitán, Tristán, no lo permite, enfrenta a sus hombres y acaba mal herido. Wara Wara intercede ante el sacerdote para que cure al enfermo y éste finalmente sana. Lo obvio: nace un romance entre el conquistador y la conquistada. Imposible, por supuesto, pero ellos no pueden evitarlo. Conclusión: una mirada muy naif , que no da cuenta de la realidad ni de la resistencia indígena como ésta fue realmente. Por otra parte, no es lo importante el relato histórico sino la historia de Wara Wara y además es realmente gracioso ver cómo está hecho el film, por ejemplo, las hachas que son verdaderamente muy truchas, como toda la decoración inca. Uno se reía y hasta sentía ternura por esos albores cinematográficos de Bolivia. Lo extraño es la perspectiva adoptada siendo que los autores eran bolivianos. Es decir, muy pro-español o al menos muy frívolo el tratamiento de la matanza y de la conquista. Raro. Sin embargo, uno lo disfruta desde el dinamismo que tiene la película de tan sólo 60 minutos. Mi puntuación: 3.5 “Sócrates es un gato”.
Última película, domingo en el Abasto, 22.30, I was a Swiss Banker, de Imbach. HERMOSA. Me encantó. Las imágenes eran increíbles, un paisaje inmejorable, hermosas mujeres y un poco de locura difícil de creer en un suizo, pero es una película. Muy linda visualmente, me fui contenta del cine. Mi puntuación: 4 “Sócrates es un gato”.
All in all: señores, el Bafici de este año no me fue muy grato, mucho mejores los dos anteriores. Pero algo se rescata siempre y el próximo año será lo que tenga que ser y allí estará HND para socializarlo. Una queja final: ni una de las funciones empezó a tiempo, amén de la desincronización que hubo en algunos casos entre traducción y sonido. Cualquiera, man. Y una última acotación, parafraseando la canción final de la película UPA! Una película argentina. Es una pregunta que les hago a todos los chicos-Bafici (que como dice mi hermano “parece que tuviesen uniforme”): ¿por qué son tan dementes los chicos del cine independiente?
yo fui a ver sólo "luz nas trevas, a volta do bandido da luz vermelha" para los q vieron pelis de Sganzerla en el bafici pasado les sonará el titulo.
ResponderEliminarpeliculón, lejos, excelente. 40 sócrates y 10 gatos de palermo.