I choo-choo-choose you!
Con un poco de tos, resfrío crónico y con dolor de cabeza desde que me desperté, salimos a votar en escuelas lejanas y sin ascensor ni aulas en planta baja, lo cual es grave si pensamos que Villa Pueyrredón es un barrio de viejos que salen a votar. Por cierto, ¿puede creer esta maravillosa audiencia que Horacio González es de mi barrio y que vivió en Zamudio y Griveo -i.e. COMO YO-? Bueno, no nos desviemos. ELECCIONES EN LA CIUDAD. Mucho que pensar. ¿Y por casa cómo andamos?
¿Qué pasa con el voto porteño? What pass, Buenos Aires? Hernán Brienza dice que la ciudad salió de pobre hace mucho, de hecho, que se peronizó incluso desde antes que llegara Perón, con Yrigoyen, por lo que el voto peronista no es fuerte. Aunque salen todos en masa a votar a Macri, razón inexplicable y no tanto, que en un momento dijo ser peronista. Hasta que le dijeron 'eso ya no mide en las encuestas'. Terrible papel el de los sociológos del marketing. ¿Y en mi barrio? En este pseudo mundo alejado del mundo, que para que los demás lo ubiquen hay que decir 'entre Urquiza y Devoto', los viejos -y sobre todo las viejas- salen a votar, aunque sea con bastón en mano y a las 3 de la tarde. ¡Esos son patriotas!
Qué difícil decir el por qué de un Jefe de Gobierno que nada tiene que ver, ni en su vida ni en su minúscula realidad, con el grueso de los habitantes de esta ciudad. ¿Quién dice que sólo lo han votado en Barrio Norte? Siempre está la razón boquense que a veces parece darle la mitad más uno, no lo sé, me parece muy básico y muy simplista para ser potable como análisis. La pregunta es: QUÉ BUSCA EL PORTEÑO MEDIO. La respuesta es imposible, el porteño medio no existe. Una comuna que abarca Constitución y Puerto Madero no tiene un 'medio'. Al menos que me digan que es Montserrat. Ja. En la zona norte somos más homogéneos. Qué horror. Pero aquí estoy, en este barrio, comuna 12, otrora de ferroviarios y donde ahora vienen los globitos de Macri a volar por la plazoleta de la estación. No por nada la campaña del Jefe de Gobierno actual intoxicó el aire cuando se celebró en el Club 17 de Agosto, acá nomás, antiguamente 17 de Octubre, nombre proscripto en la dictadura del 55. Un barrio de clase media que se va yendo para arriba y le teme a la inseguridad. La Metropolitana anda todo el día por la calle más comercial de todas, Artigas (pobre Gervasio), en las horas en las que anda todo el mundo. Qué tan alto nos estamos yendo nos lo muestra la Farmacity que pusieron y el nuevo...¡HAVANNA! Sí, señora, leyó bien. Es casi un Devoto. Este barrio seguro vote a Macri, aunque estuvieron los soldados de Filmus cagándose de frío en la esquina de Mosconi y Artigas, religiosamente. Un barrio con viejos, como dije, pero también con mucho chico de escuela privada y berreta, que no le interesa lo que pasa más allá del viaje a Bariloche o la clase de Karate del nene. Parece mentira, Kilómetro 14, quién te ha visto y quién te ve. Por eso mi madre sale a hacer campaña para "Daniel y Carlos", hablando con el diariero también intoxicado de tanto Clarín, que se queja hasta de los bolivianos que se atienden en el hospital (será de dios) o el farmacéutico con cara larga, el zapatero Miguel y Griselda, de la librería que abre todos los días de tu vida. Sale a hablar con Dani, el bicicletero, que es un amor pero se queja del país cuando puede cambiar el auto todos los años y se fue a Disney hace poco. Y ahora, encima, se queja de capa caída, porque River Plate es su vida. Y sale mi madre, que dice a viva voz que se alegra de poder ir a votar, porque si no se vota, llegan las botas. Y la vida sigue, con algún farmacéutico que puede pensar la conexión, al final de la charla, entre este gobierno nacional y el de Illia. Y votamos. Y por alguna razón, como dice mi madre, a la gente de mi barrio le gusta ir caminando a votar.
Celebramos la votación, en escuelas lejos o cerca, pero votación al fin. Sin duda, se imaginará el lector que este dementor tiene un número fijo, digamos que el 604, y por eso la estadía en el cuarto oscuro fue tan fugaz que hasta parece no haber ocurrido. Si no fuera por el recuerdo de la espera en la cola...Pero caminé las más de treinta cuadras con mi madre,ida y otras tantas de vuelta, nos bañó el sol del domingo juliano y votamos. Y se siente muy bien. Esperemos que lleguen los que sí pueden, aunque el slogan de campaña me resulte poco feliz. A ver si esta chota clase media, que, como dice también mi madre, pero cuando se enoja (como cuando ganó Mauricio Macri), siempre quiere cagar más alto que el culo, se suma al proyecto nacional y popular y, además, latinoamericano.
me quiero morir.
ResponderEliminarDOCTOR, POR QUÉ ME ABANDONA
yo sé que hay que respetar al electorado y el voto popular. sin embargo, hay momentos en los que uno dice "pero qué gente del orto son los porteños". si fito puede, ¿por qué yo no?
ResponderEliminarjamás pensé que afeitarte el bigote y tener una familia te subía el rating de popularidad
ResponderEliminarese es el quid de la cuestión, gre. no es que votaron mal, es que son gorilas. yo estoy considerando el exilio político en avellaneda.
ResponderEliminarno, loco, NOS VAMOS TODOS A VILLA MARTELLI a Tecnópolis. GORILAS: DO NOT TRESPASS
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