Amor de tele

Después de las crónicas veraniegas por otros pagos, ya es hora de hablar del verano en Buenos Aires. Pero no voy a hablar de salidas, porque parece que jamás podré superar al genio creativo y buscador que sabe ser Porthos. No. Voy a hablarles de lo que sé y sobre todo de lo que podemos hacer con tan sólo mover nuestros dedos por el control remoto. Sí, señores. TELENOVELAS DE VERANO.

Hay algunas de estas obras cumbres de la creatividad televisiva que seguirán más allá de estas cálidas y húmedas estaciones que nos recuerdan –aunque sea por tres meses- lo duro que es vivir en un país tropical (conmiseración por los centroamericanos). Tal es el caso de las apuestas fuertes de Canal 11 (Dulce Amor) y Canal 13 (Lobo, Los Únicos). Por algo todo empieza a fines de verano, cuando ya volvimos a nuestra casa y estamos prestos a empezar la rutina anual y a sentarnos frente a la tele a la hora de la cena o antes de irnos a dormir. También hay algunas que continuarán en Canal 7 (la hermosa Amar en Tiempos Revueltos, de España) y Canal 9 (La que no podía amar, Eva Luna, Mañana es para siempre, de México) pero no son a la noche, sino a la tarde, bien para señoras grandes (como mis abuelas, a las que les debo varias de mis pasiones, entre ellas, los amores de culebrones -que no son como otros amores-). Hoy me dedicaré a una en particular, pero no desesperen que haré una crítica completa en otras emisiones. Aquí vamos.

Dulce Amor – Canal 11

Este canal siempre tuvo una línea estética que se reconocería a kilómetros de distancia. Pero a veces, ciertos contenidos fueron interesantes (de la mano de la productora Villarroel-Llorente), como Montecristo –acompañado, además, por el rating- o Caín & Abel, que no tuvo la misma suerte. Ambas fueron novelas que tocaron conflictos sociales graves como la identidad y la dictadura o la violencia de género. Pero en este mismo canal tenemos una línea de culebrones amorosos que involucran las mismas mezclas de clases sociales y amores imposibles que presentan sus pares mexicanos –especialistas en el tema-. En general, hay una señora y una señorita ricas y acomodadas que se enamoran de algún empleado, por ejemplo, el guardaespaldas (como fue en Amor en Custodia) o lo que ocurre con la telenovela actual, el chofer. La filmación no suele ser la mejor, pero siempre se está más abajo cuando comparamos con la producción impresionante que siempre fue, al menos en mi opinión, Pol-Ka. Sin embargo, hubo otros intentos que tuvieron impecables calidades fílmicas, como Televisión por la Inclusión, en Canal 9 o Los Sónicos, también en el mismo espacio, y como lo es ahora en Canal 7 Perfidia y también supo serlo El Paraíso. Pero Dulce Amor además de tener este detalle que arrastra Canal 11 desde que existe prácticamente, es mala con ganas. Pero vayamos por parte. Advierto: si no menciono el nombre de algunos actores es porque sencillamente no lo sé.

En esta novela, la protagonista principal es Victoria Bandhi (Karina Zampini), dueña de una importante fábrica de golosinas y heredera de una gran fortuna, junto a sus dos hermanas: una adolescente (ex Casi Ángeles) a la que echan del colegio privado y caro al que va por agarrar de los pelos a una compañera que habla mal de “los villeros” –qué humanitaria- y que se enamora del nieto de la empleada doméstica (otro ex Casi Ángeles, Nicolás Riera) que a su vez había intentado un robo fallido a su hermana, Victoria. Sin embargo, todo se aclara porque Victoria es en el fondo una buena persona que quiere a su empleada, Rosa, y le da trabajo en la fábrica al nieto que tiene que hacer una probation. La otra hermana, Natasha, acaba de volver de Los Ángeles y es una actriz que aparenta tener una vida de estrella de Hollywood –y por eso es la mimada de los padres-. Pero cuando llega su chanta-novio, Freddie, nos enteramos que todo es una farsa y que lo único de real en ella son sus ataques de pánico. La mentira es tan grande que se vuelve una bomba de tiempo. Su salvador será su propio chofer, que no es otro que Juan Darthes. Pero él está casado, qué fatalidad, con una mujer insoportable y loca por la plata que interpreta Laura Novoa, con quien tiene un niño de 9 años. Darthes, digo, Julián, es un corredor de autos y le gustaría abrir su propio taller con Marcos (el pésimo actor Sebastián Estevanez, aunque en esta obra el papel le sienta bien y disimula un poco más) que es el personaje principal masculino. Marcos será el chofer de Victoria y se gana su confianza cuando le salva la vida en un falso intento de secuestro orquestado por el más malo de los malos: Lorenzo, el novio de Vicky. Lorenzo, que es Segundo Cernadas, es un trepador que encima se acuesta con la dizque mejor amiga de su novia, Angie, que trabaja como empleada en la fábrica. El tipo es un chanta, con todas las letras, pero Victoria confía en él y de hecho están por casarse, aunque la novia no está muy convencida –tampoco su madre- y todo se vendrá abajo cuando ella se dé cuenta de que su corazón palpita por el chofer y no por su novio. A todo este embrollo pueden sumársele tramas menores de amores frustrados en la fábrica, donde el pasado encantado de las Bandhi se mezcla con el barrio más humilde “pero honrado” que se encarna a la perfección no sólo en los choferes, sino en personajes como los de Arturo Bonín –¡grande!- (Pepe, el dueño del kiosco milenario y tío de Laura Novoa) y Georgina Barbarrosa, la madre de Marcos, la luchadora que fue abandonada por un marido chanta. Uno se pregunta cómo pueden complicarse aún más las cosas. Recordemos que todo siempre puede ser peor. Como por ejemplo que Lorenzo le tienda una trampa a Marcos y lo deje preso. Y que encima le salga mal la jugada, porque Victoria confía plenamente en su empleado. Y que encima vuelva la ex novia de Marcos, una abogada que es hija de Don Pepe y que queda como heroína justiciera frente al corredor de autos. Y que encima Lorenzo descubra que Victoria no es heredera de los Bandhi porque no es hija del gran Octavio Bandhi, ya fallecido. Todo este mundo ficcional se cierra con la figura de María Valenzuela en el papel de Madre, con mayúscula, de las tres hermanas. Una madre insoportable, rígida, que se encierra en su atelier para pintar obras contemporáneas porque su mundo parece derrumbarse. Una madre que oculta un terrible secreto: Victoria es hija de Don Pepe (y por ende hermana de la ex novia de Marcos, qué bolonqui). Como verán, un Señor Culebrón.

Pero si vamos a lo nuestro, la novela es mala porque las actuaciones parecen muy forzadas y los papeles representan roles tan estereotipados que hasta se vuelven inverosímiles. No hace falta esa exageración. Todos sabemos qué difícil es la mezcla de clases sociales en el amor –no por improbabilidad sino por imposibilidad pragmática a largo plazo- y si no, le preguntamos a Arjona en su genial “Historia del Portero” o a la serie exagerada por excelencia que fue Los Roldán, ¿recuerdan? Pero esta novela se va un poco al carajo. Y lo que veremos a lo largo de la misma no será otra cosa que la caída de ese velo fantástico que cubre infinidad de pecados y mentiras, vidas de princesas que no son más que sapitos empolvados pero que a fuerza de engaños -que ni siquiera ellas conocen- se han creído su papel y no podrán jamás dejarlo de lado. ¿Quién dice que se nace reina? También se puede hacer-reina con el sudor de la frente o al frente de una fábrica exitosa. Y con todo esto, con las actuaciones forzadas, con el guión predecible, con los malos tan malos y los buenos tan buenos-Lassie, ¿qué podemos hacer? ¿Por qué seguir viéndola? En mi caso personal, no existe demasiada explicación, simplemente me gustan las telenovelas y podría verlas aunque fuesen malas porque me enganchan y lo harán siempre. Me gustan las historias rebuscadas y más aún las de amores imposibles ya que, como Ana Belén, tengo alma de bolero. En el fondo, soy una romántica, pero sólo frente a un libro, la pantalla de TV o algún disco de música. Es lindo tener una ficción a la noche en casa, y si no se me ofrece algo mejor, no podré cambiar. Quizá alguno me dirá que puedo ver Lobo o Perfidia. En el primer caso, es difícil porque en mi casa Canal 13 no puede verse bien por problemas de antena. El segundo programa mencionado lo veo igualmente porque además dura media hora y es muy bueno, está muy bien hecho. Ya tendrá su comentario aparte. El tema es que yo necesito mi dosis de cursilería, de mundos fantasiosos que se resquebrajan, de amores que siempre triunfan y de almas desalmadas que sólo buscan dinero. ¡El culebrón es sano! No puedo darle una buena puntuación, si soy objetiva y quiero parecer crítica de espectáculos sin serlo. En realidad, merece 2 “Sócrates es un gato”. Pero para aquel que me entienda y que sea como yo, se sabe que la profesionalidad no alcanza porque estas novelas son contagiosas y que lo que vale no es la historia en su totalidad sino la escena en que nuestros sueños más ocultos –que para siempre se cristalizan y se unifican con los sueños de los personajes- se realizan, se vuelven realidad incluso siendo una ficción. El mundo de la telenovela no es para cualquiera ni todos pueden ver lo que realmente hay de fondo o lo que genera en los televidentes. El mundo de la telenovela es como las Minas de Moria: sólo sabiendo las palabras justas se podrá ingresar a ellas. Y quizá haya algo de fenomenológico en su ser: hay que confiar en el mensaje para poder ser asimilados y así entender y dejar que se nos revele ese segundo sentido que se esconde en las tramas novelescas. Al fin de cuentas, las telenovelas no son otra cosa que una cuestión de fe. Y es así que podré seguir viéndola, esperando las escenas que humanicen a la perfecta Victoria y enaltezcan al chabacano Marcos, mientras de fondo suena la canción de ellos, “Fuiste tú”, de Ricardo Arjona.

Comentarios

  1. AMO Dulce Amor, y el que piense que es una mierda es sólo porque no sabe apreciar el género "Telenovela Venezolana". Hay que darse cuenta que claramente es para vender a los hermanos latinoamericanos, y si uno la mira desde esa perspectiva se da cuenta de la calidad y el profesionalismo. No soporto las novelas pero me cae en un horario clave donde lo único que puedo hacer es mirar un rato de alguna boludez como GH o Marley (y si, sólo canal 11 porque no tengo cable)
    Las amo, esta re bueno el programa, sigan así y un saludo para todos los que me conocen!

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  2. "Pero esta novela se va un poco al carajo." La vi un par de veces (siempre en compañía de Ceci -ver arriba-) y me pareció la oración más precisa de toda la crítica.

    Como no sé de telenovelas, hago el broche musical. Cantemos todos:

    el amor sobre toooda diferencia social, dentro del calendario cada día se va
    a pesar de las dudas y del qué dirán, EL AMOR PUEDE MÁS

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