El retorno del Rey
Mi hermano abre la puerta bruscamente. No le veo la cara pero sí la mano que alienta el gol de Trezeguet y nos pone 1-0 arriba de Almirante Brown. No pude ver el partido: me pongo nerviosa. Me encierro en mi cuarto a estudiar, con la mitad del cerebro en los apuntes y el corazón en el partido. Mi hermano vuelve a entrar, pero esta vez de cuerpo entero. Pienso lo peor, pero no: gol de Ferro. Además, Desamparados iba ganando y Quilmes también (no todo es perfecto). Festejo que los cordobeses no puedan, al igual que los rosarinos (nada personal). Penal para River, de repente. Segundo tiempo: Trezeguet tampoco puede. No lo podemos creer. Lo único que veo del partido es la esperanza de finiquitarlo y encima fracasa. Me retiro, indignada, mientras pienso que estamos meados por una manada de elefantes. Pero el juego no se acaba hasta que se acaba, como dice un personaje de Brad Pitt.
Al ratito nomás, Trezeguet se reivindica: 2-0 ganamos, segunda participación del nunca bien ponderado Rogelio Funesmori (mi hermano lo odia). Falta nada para terminar, se nos hincha el pecho. Almeyda sonríe. Los hinchas se lanzan a la cancha, Canal 7 se adelanta y pone un cartel que dice "River campeón". Volvemos a la A y todo parece alegría una vez más.
Qué raro es este festejo (celebrado con cohetes, emocionado, revitalizador). Volvemos a ser buenos, volvemos a casa. Sale en los diarios, lo comenta la gente, en el subte hay banderas caminantes y chicos con remeras de la banda. Mario Wainfeld confiesa sus gritos como si fuese la primera vez y lo único que importa. Me pongo mi crucifijo que es escudo millonario. Se dejó el corazón en la cancha y las lágrimas del pelado. Todos corrían, salvo Blas Giunta que andaba a las puteadas (se lo merece, por forro). Volvemos a creer. Espero que todo esto nos sirva de algo, no sólo a los gallinas (más que nunca, con el huevo que pusieron tanto el DT como el plantel como el equipo técnico). Espero que el fútbol salga ganando. No sé si mi visión es optimista (del gol) pero sé que este Nacional B fue difícil, el más difícil. Note la audiencia los vaivenes de un grande como River, los equipos que participaron, la carga simbólica que recayó en los jugadores, las cargadas bosteras, el hermoso aguante del hincha rojiblanco. "Cuando todo parece jodido es cuando hay que poner", cantan los uruguayos. Y así es. Porque cuando estemos en el fondo de los fondos, no tenemos otro camino que no sea el de subir, querido Arjona.

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