Homeward bound

Hace mucho tiempo, en este maravilloso blog solíamos hablar de la familia Pauls. Es imposible saber exactamente por qué fueron desapareciendo de nuestras líneas cibernéticas, supongo que fuimos creciendo y queriendo abarcarlo todo, como nos fuese posible. Pero la vida da muchas vueltas (¿o las vueltas las damos nosotros, como cantan los uruguayos?) y aquí me siento, escuchando a Lucho Gatica y tomando mate, luego de una jornada larga y agotadora de estudio, a escribirles a todos ustedes, fieles lectores, aunque más no sean unas líneas sobre el gran Gastón Pauls. 

La genealogía no es el origen: es lo único que recuerdo de un texto de Foucault que nos leía una loca profesora de psicología cuando estábamos en quinto año del secundario. Sin embargo, yo quiero retrotraerme a ese primer artículo que escribí y que fue inspirado en la mueca angelical y melancólica de Gastón. Me acuerdo de Aramis, una noche, caminando por la calle –aún vestidas de fiesta-, imitando sus cejas caídas de perro entristecido. Tuvimos aventuras que eran propias de humanos en el camino y seres urbanos, como sabemos ser en nuestros recónditos rincones del alma, y por eso Gastón se nos aparecía como una realidad de la que no pudimos escapar. Éramos humanos en el camino, supongo que lo seguimos siendo, pero crecimos también y nuestros discursos fueron modificándose. Hoy, no obstante, tengo que hablar de Gastón porque reapareció en la tele, en una entrada triunfal y triste, como todo hombre que vuelve del destierro. Beto Casella lo entrevistó en uno de sus programas y él, únicamente hermoso y más regordete, contó lo que nadie más había dicho, sacándonos de la oscuridad de la que ni siquiera éramos conscientes. Todos conocemos al Gastón-actor, pero poco pudimos entrever del productor que supo ser (su productora era Rosstoc) y que nos dio alegrías como Ciega a citas y Todos contra Juan. Pero un día, de la nada, quebró (con lo que cuesta tener una productora, según los que saben) y parece que mucha gente se quedó repentinamente en la calle y sin sueldo o indemnización. Yo creo en los hombres, en algunos al menos, y jamás habría pensado que Gastón pudiese haber hecho algo así: en realidad, fue su socio financiero que lo abandonó luego de haber hundido el barco. Y Gastón se quedó solo y sin un mango, en medio de la vía, como quien dice, y con una depresión galopante que lo tuvo tres meses tirado en una cama, según lo que recientemente reveló. En la entrevista se lo vio un poco enojado con los que hablan por boca de jarro y que ni siquiera se molestaron en preguntarle su versión. Obviamente, nos referimos al gran grupo multimedio top de la Argentina (no, no nosotras, sino Clarín), que más o menos terminó popularizando una versión pseudo traficante y corrupta de nuestro amado Pauls. Esos ojazos que él sabe tener miraron a Beto de frente y le contaron su verdad: bienvenida sea. ¡Hasta Luis Ventura reconoció la valentía! Es increíble: el iceberg celebra la vuelta triunfal del Titanic. Pero bueno, la televisión es macabra (y por suerte Gastón lo supo siempre) aunque no por eso puedo o debo justificarla. ¿Dónde queda la responsabilidad de las personas de los medios? Porque si no, si digo “medios” a secas, parece una entelequia boba, de ésas que nos confunden y nos hacen desprendernos de nuestras obligaciones profesionales. Luis Ventura, que se supo burlar muy bien de la conversación interesante de Gastón con un árbol en un viaje shamánico, ahora lo aplaude de pie y casi emocionado, como un soldado que vuelve de la guerra y ha de ser condecorado. ¡Cuánta hipocresía! Sin embargo, ante todo lo previsto, Gastón salió adelante no sólo de la quiebra económica (hubo un momento incluso en que no tenía ni para viajar en colectivo) sino del discurso atroz de ciertos programas y radios que lo defenestraron. Pero él volvió, a ver qué pasa, a dar la cara y contarnos con esa mueca que no olvido jamás lo que había acontecido en verdad. Sin embargo, yo pude ver más: no era el mismo Gastón que conocimos, el Martín Trauma de Ciega a citas o el adorable ser urbano que iba buscando a gente en el camino para conversar y emocionarse de vez en cuando, denunciar otras tantas; era el Gastón que creció, como crecimos los dementores de este blog. Era el Gastón que da pelea, uno nuevo, o que nunca habíamos conocido, y que atraviesa a capa y espada con una mueca seria también a esta tele que nos alimenta y a veces nos enferma. Era el Gastón que estábamos esperando para volver a hablar de los Pauls hic et nunc (Nico sigue en Canal 7, con Carlita Conte): un Gastón que se aleja de la mística carta de la baraja española de Facebook y se acerca a un hombre capaz de solucionar los problemas que la real realidad le impone desde hace algún tiempo (castigándolo por su apoyo a ciertas medidas del gobierno nacional). Es el actor de ahora, el que nos merecemos y el que merece un lugar (su lugar) en este espacio de la blogosfera. Vuelvo a hablar de Gastón Pauls porque nunca dejé de quererlo pero sobre todo porque es el Gastón que ahora me inspira a mentarlo en este sitio, con estas torpes palabras (nunca fui buena para las declaraciones de amor). Nuestra erudición de supermercado, declarada y abierta, es ambas cosas: es intelectualidad de este mundo y este tiempo; es bronceado frívolo que encierra algo más, como esa vuelta de tuerca que le pone sazón a la vida cotidiana para no morir de aburrimiento. A vos, Gastón, que nos seguís leyendo incondicionalmente, hoy te tocó encontrarte en estas líneas que son todas para vos (todas tuyas); a vos, que lees esto y pensás ‘¿y ahora me lo venís a decir?’; a vos, que te parece tarde pero seguro, te quiero dar las gracias por haber vuelto, aunque sea un poquito. Esperamos verte en la pantalla, con esos ojos, esa mirada de perro mojado aunque jamás derrotado. Bienvenido de vuelta a tu casa en esta blogosfera. Bienvenido a nuestra re-inauguración del blog que fue obra de Porthos, gran lectora de lo que nos pasa, gran analista pragmática. Bienvenido, Gastón Pauls, a esta nueva etapa que nos une en una historia común con sabor a reconciliación, aunque jamás nos hayamos peleado.

Comentarios

  1. En buena hora aparece este post, estoy muy dolida por la situación que está atravesando Gasti y ME SOLIDARIZO 100%
    Me encanta la renovación del blog, también muy esperada.

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