No todo lo que brilla
Parece que en mi otra vida quise ser o fui crítica de espectáculos y me quedé con las ganas de seguir siéndolo. Así que, queridos lectores, otra vez me presento ante ustedes con una reseña. Les hago entrega en esta oportunidad, para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero, un espectáculo porteño de improvisación under a una cuadra de Corrientes y Callao. Porque HND es bien Buenos Aires (salvo en términos electorales, afortunadamente). Pues, bien, dicho esto, reseña del espectáculo de Mosquito Sancineto.
Sábado a la noche, después de cenar con JMS comida árabe (!), me pasaron a buscar en un auto azul y me fui para el teatro. No soy de ir mucho, no porque no me gusta (nada más lejos de la realidad) sino que se dan múltiples factores, que ni siquiera puedo explicar cabalmente, que me impiden ir más a menudo. Primero, que es un espectáculo caro, y además no tengo descuento nunca. Por otro lado, hay algo en la lógica discursiva del teatro que nos es más hostil a muchos mortales, lo cual es una pena viviendo en una ciudad tan teatral como la nuestra. Y en esta especie de inercia espantosa en la que he crecido, me doy cuenta de cuánto me pierdo y de cómo me sigo proponiendo modificar esa situación. Este año ya es la segunda obra que veo, subiendo un 200% mi performance respecto de 2011. Pero no quisiera desviarme del sábado a la noche. Llegamos, luego de dar vueltas en busca de un lugar para estacionar, y nos sentamos a tomar aire en la puerta del teatro El Vitral, en la calle Rodríguez Peña. No empezó puntual la obra, de hecho, empezó como cuarenta minutos más tarde. Pero nadie nos corría, así que no fue tan grave (ventaja de tener vehículo propio). De pronto, mientras hacíamos la fila para ingresar a la sala, aparecen dos tipos, vestidos en jogging. Uno de rojo y el otro de azul. Nos dan una lapicera y un papel para colocar un título, 'el que se les ocurra', y así lo hacemos. Cada una de nosotras (éramos tres damiselas) escribió algo que en este caso tuvo que ver con nuestras carreras respectivas. Y una vez entregadas a los sportsmen, nos dieron el programa con los géneros en que iban a ser improvisados nuestros titulares. Entré en pánico cuando vi que una opción posible era representar con gente del público. Yo, improvisando en un teatro under a las doce de la noche. NO WAY. Pero en fin, ya estaba allí y además podrían llamar a los demás y no justo a mí.
En fin, veamos qué puedo decir del espectáculo. Cabe aclarar que mi única fuente comparativa de improvisación es Whose line is it anyway? que es como lo mejor que te pasó en la vida, así que tenía un criterio de evaluación un poco elevado.
En resumidas cuentas, las ideas no eran malas, tampoco eran nuevas del todo porque supongo que la improvisación también tiene sus técnicas comunes; el problema, de cualquier manera, no era el esquema del espectáculo. El problema eran los actores. No estaban a la altura de las circunstancias, les faltaba calle y noche, les faltaba chispa y originalidad. Algunas cosas eran graciosas y me reí de hecho, pero all in all no es un espectáculo que recomendaría para ir a ver. Incluso, algunas veces era un humor un tanto vulgar pero de manera innecesaria. Sin embargo, había un actor (del equipo rojo) que era muy bueno. Los demás, muchachos, les falta chocolatada. Y mosquito era como una especie de árbitro pero no improvisó. A una de mis amigas no le gustó su humor, ácido y violento como de loca resentida. A mí no me molestó pero tampoco haría un blog para hablar de él y su familia y buscar cartas que tengan su cara. De hecho, no lo reconocería en la calle si lo viese de nuevo.
Por lo tanto, dictamino lo siguiente: interesante propuesta que podría ser mejorada, malos actores, vulgaridades innecesarias y un teatro medio venido a menos. Nos habían hablado bien de la obra, el hombre es reconocido, el lugar está cerca de uno de los centros teatrales más importantes que tenemos, es decir, llegamos con expectativas que no pudieron ser colmadas. No recomiendo la obra en general (aunque hay gente que la ha visto más de una vez, por lo tanto, queridos lectores, elijan a quién creerle) pero eso no tiene por qué desanimarnos a seguir explorando el mundillo del under teatral porteño.
Esta ha sido mi crónica. Mi puntaje final es 2 'Sócrates es un gato', qué va a ser, pasa en las mejores familias. Esperemos afinar la puntería para el próximo capítulo.
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