K-K-K-Kim

Pelo largo castaño, piel que parece caramelo, ojos negros y almendrados, caderas redondas, cintura de avispa y tetas enormes. Hay una sola chica en el mundo que reúne todo eso y su nombre es Kim Kardashian. Kim no es modelo ni actriz, tampoco canta ni escribe. Pero es exitosa haciendo lo que hace: vendiéndose. Kim es una de los cuatro hijos Kardashian (Kourtney, Khloe y Rob) y media hermana de Kylie y Kendall Jenner. Su mamá es Kris Kardashian (o Jenner) y su papá era el abogado Robert Kardashian. Descendiente de inmigrantes armenios, nacida y criada en Los Angeles, California, Kim aprendió muy rápido cómo podía sostener y aumentar la fortuna de su papá. En el 2007 publicó una sex tape que hizo con el rapero Ray J, después firmó contrato con toda su familia para hacer un reality show (Keeping up with the Kardashians primero, Kourtney & Kim take New York después y un montón de otras variantes), lanzó cinco perfumes, líneas de ropa varias, una línea de joyería, puso una boutique de moda con sus hermanas y ya se divorció una vez. Hasta promociona chupetines y comida rápida y consiguió que una panadería en Los Angeles le haga un mantecado de vainilla que se llama Va-Va-Va-Nilla.  Usted, lector, podría creer que yo estoy escribiendo esto para defenestrarla. ¿Pero saben qué? Yo la amo. 

La amo porque ella es única. Aunque gana más plata haciéndose la tonta, si uno mira el reality (mucho y con mucha atención) se va a encontrar con momentos en los que Kim se sale del personaje. Cuando habla de sexo con su hermana Kourtney (que también es bellísima), cuando habla de trabajo, cuando come como una bestia se nota que Kim no es una estrellita prefabricada, es una mujer de carne y hueso que se propuso hacer guita y lo consiguió. Ya sé: esto parece una apología de la fama rápida y la frivolidad, pero no lo es. Kim es algo nuevo en medio de tanta chica escuálida y rubia. Para empezar, mide 1,57m., pesa más de 50kg., tiene unos muslos como Dios manda, sale a la calle sin maquillaje y no se platina el pelo. Además, se hace cargo de que su objetivo es la fama y no pretende poner profundidad donde no la hay. Cuando la acusaron de estar gorda, dijo que sí, que había aumentado de peso porque a su novio y a ella le gustan sus curvas y que estaba tratando de adelgazar pero es más difícil de lo que parece. ¿Y saben qué se puso para "disimular" su peso? Una malla blanca que hace que Ursula Andress parezca una lechuga reseca. Cuando no le entraban las remeras, salió a la calle con un corpiño negro y una pollera tubo. Cuando le preguntaron cómo mantenía el cuerpo, dijo que comía mucho helado y hacía ejercicio nada más para acomodar la grasa donde mejor queda. 

Kim: de acá a 50 años van a decir cualquier cosa de vos, que aprovechaste tus quince minutos de fama, que eras una cualquiera, que nunca serviste para nada pero yo voy a seguir diciendo lo mismo. Yo voy a decir que fuiste la más linda de todas.