Un siglo sin ti
¿Vos te pensás que no existimos más? ¿Que íbamos a dejar librada a su suerte a una de las patas que todo emprendimiento monopólico debe tener, léase, medio gráfico? ¿Ahora, justo que pensamos en expandirnos al mundo audiovisual? JAMÁS. Es cierto, querido público, que fuimos egoístas al dejarlos abandonados durante meses que seguramente han de haberles parecido siglos a todos ustedes. Pero nosotras somos así, como Heisenberg habría querido: la incertidumbre es nuestro oxígeno y moral. Somos y dejamos de ser, para volver luego, recargadas. Creo que hubo un hito este año que debemos mencionar, no como crónica sino como puntapié para lo que está por venir, porque ya está por venir, Jaoquín Levington. Este 2013 que ya empezó, y empezó con todo, nos ha reunido casi como convención heisenbergoriana, en la cumbre de todos los sitios mundiales; el único lugar que nos hace justicia, porque es como este blog: diverso, inesperado, bizarro; el sitio donde todo tiene lugar, donde todo puede acontecer. Las dementoras, con Darth Vader, este año, han ido a, nada más y nada menos que, MAR DEL PLATA. Y sí, señores, nuestras almas paganas sólo pueden saciarse en La Feliz, en la Playa Bristol, en un recital de Diego Torres re fumado. Ahí fuimos nosotras, con mis colegas en el trencito de la alegría (así, con diminutivo y todo); con los helados cada noche; con los hombres raros del bat que tenían un quiosco turbio; con Israel el rasta cantando en la calle con coro propio de pseudo skaters apoyados en un auto cualquiera, una noche cualquiera. Sólo en la Feliz podríamos haber visto America's Next Top Model y sentirlo de verdad, emulándolo luego en la playa. Ver Top Chef y odiar al engreído Stephan, vencido por un inesperado Hossea de Colorado. Sólo en MDQ podríamos habernos levantado con C5N sintiendo que eran casi de la familia. O ver a Pigna hablando de las mujeres y de Evita en el Unzué, con mis colegas en una clase abierta con Iñaki Urlezaga. ¿Dónde más podríamos haber estado? Definitivamente, nuestra baticueva podría estar allí (o no, nunca lo sabremos), en ese pulmón de manzana que cobraba vida de maneras violentas e inesperadas, como todo en aquella ciudad costera de churros en la playa. La ciudad en la que todo viene a uno, incluso sin buscar nada. Donde los Maká reinaban entre la arena caliente y las pieles rojas al sol. Los anteojos comprados en una pasarela de baratijas; el matero azul, con el faro en el bolsillo; los Spider-men bailando para uno, meneando las caderas, siendo tan wachiturros como les era posible. ¿Dónde más, lectores, podríamos haber recobrado la fuerza, como un Sanzón que recobra su pelo, para decir 'estamos aquí' y así volver? Imagino la cara de sorpresa de la audiencia, que buscaba cada día erráticamente en la net la página de sus anhelos para ver si algún artículo asomaba. Y justo cuando estaban por perder la fe, aparece este escrito sin mayores pretensiones que les dice 'pintarse la cara color esperanza, tentar al futuro con el corazón'. Como un ángel que cuida de todos ustedes. Nunca nos fuimos, pero igual queremos volver. Porque somos así, ente virtual sin rumbo predecible. Y quiero anunciar en breves palabras, quizá algo torpes también, que nuestros horizontes están por expandirse, tomados por un espíritu salvaje en este año que está naciendo. Prepárense, nuestros valientes. Prepárense.
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