Vamos de paseo

Espectáculos, una de mis secciones favoritas del mundo mundial. No hay nada mejor que ese mundillo heterogéneo que nos envenena y nos alegra la vida al mismo tiempo. No hay nada como una buena película, y no hay nada como una película de Hollywood. Porque, señores, yo soy una mujer amplia, un dementor que no discrimina almas en absoluto. Hay que ser abierto, open-minded, y aquí estamos hoy, para darle una alegría a esta audiencia sedienta de vertiginosidad, de acción, de peleas y amores, de fugitivos y policías que hacen lo imposible para atraparlos, incluso dejarlos libres. Hoy, quiero hablarles con el corazón en la mano sobre una de mis sagas favoritas. Y aquí les hago entrega, al compás de la vigüela, de estas breves líneas sobre Rápido y Furioso. 

No hay lazo de amistad más fuerte que aquél que nace de la deuda de un auto que pueda correr los diez segundos. La vida cabe en un click, dice Jorge Drexler. Pues diríamos hoy que cabe en ese trayecto, en esa carrera cabeza a cabeza que vence la ley de la gravedad o cualquier ley física que pueda llegar a existir, que atraviesa la barrera del tren y se juega la vida segundo a segundo. La vida cabe en esos autos tuneados, que a veces de afuera parecen obsoletos pero que en realidad pueden hacer el mejor drifting de todo Tokyo. La vida se juega en esas ruedas que echan humo, en esas mujeres -prostitutas del asfalto- que andan con sus minifaldas doradas alrededor de los corredores. O en palabras breves pero sabias (porque si lo bueno, breve, dos veces bueno) de Dom Toretto: ride or die. 

Dominic Dom Toretto (Vin Diesel) es un hombre de pocas palabras pero de muchas bujías. De todos los corredores, él es el mejor. No pierde nunca, nada se sale de su control. Como dice Mía Toretto (Jordana Brewster), su hermosa hermana, Dom es como un imán que atrae todo hacia él. Lo cual quiere decir que ella siempre pareció estar a su sombra, aunque siempre han sido muy unidos. Dom privilegia la familia, por encima de todas las cosas, porque como ustedes saben, el dinero va y viene. Sobre todo, porque en EEUU adoran tener camiones con cosas valiosas, lo cual facilita el trabajo de estos profesionales piratas del asfalto. La familia, que nos acompaña desde la primera película -aunque cada vez se ve más reducida hasta renovarse por completo en la quinta entrega-, es la guía de estos conductores que son adictos a la velocidad. Y así, esta banda que hacía la suya y se adueñaba de las calles se enfrenta a un hombre que lo cambia todo, para bien y para mal, tal vez: Brian O'Conner (Paul Walker). Brian es un rubio de ojos celestes, la cara bonita de los Estados Unidos, un policía encubierto que se adentra en este mundo (siendo un excelente corredor) para tratar de cazar a la banda de ladrones de camiones valiosos. El problema es que Laport es más fuerte, digo, el amor es más fuerte, y Brian se ve enredado no sólo en los brazos tiernos de Mía sino en el mismo campo magnético de Toretto. Brian descubre la familia que nunca tuvo entre estos forajidos que en el fondo sólo son seres urbanos, humanos en el camino de la marginalidad, de la plata desenfrenada, de la acción. Porque no sólo roban por dinero: ellos también lo hacen por placer, porque les gusta ese trabajo en equipo y porque pueden hacerlo. A medida que pasan las películas, de cualquier forma, y luego de que en la quinta Mía quede embarazada, las prioridades cambian (los chicos siempre lo cambian todo). El instinto paternal de Brian le dice que la vida para su hijo tiene que ser otra cosa, quizá ese cottage jardín y perro labrador dorado no esté tan mal, una beca en la Universidad y el equipo de baseball. Además, después de tantos films, la familia se desintegra, la mujer de Toretto, Letty Ortiz muere (la bella Michelle Rodríguez), y Dom sólo puede pensar en la venganza. Por supuesto que no hay mal que por bien no venga: en esa revancha insaciable que saca lo peor de Dom también él logra encontrarse consigo mismo. Y así, se amiga con Brian, que al ser descubierto como policía por la banda es desterrado, aunque sin rencor, de ese mundo. De más está decir que Mía nunca lo olvidó, por eso en la cuatro es posible el reencuentro. La muerte de Letty es lo que cambia todo, pero lo interesante es que al final de la cinco nos enteramos de que no está muerta y encima está robando con una banda super peligrosa, lo cual en parte rompe el corazón malherido ya de Dom, que sólo confía en su hermana y cuñado (aunque en la cinco se consigue una mujer de su talla, Elena Neves -Elsa Pataky-, una policía que es contratada para cazarlo pero que en realidad sólo quiere casarlo). Por supuesto, este amanecer zombie de Letty, es decir, esto de que esté viva abre las puertas para la película 6, que se estrena ahora nomás, en mayo, en EEUU y aquí estaremos ansiosos esperando su llegada. Porque supongo que esta ilustrada audiencia sabe que la saga se compone de:
The fast and the furious (aquí, Rápido y Furioso). La clásica, la primera de todas.

Primera vez.

2Fast, 2Furious (Más rápido, más furioso). Una bosta. Ni siquiera hablaré de esta mancha negra.

El corredor corre hasta morir

Fast & Furious (Rápidos y Furiosos, sutil cambio). Excelente, es cuando Dom se amiga con Brian y vuelven a trabajar juntos frenando a un maldito traficante que supuestamente había matado a Letty. Aquí Mía también se reconcilia con Brian.

Reconciliación.

Fast 5 (Rápidos y Furiosos 5), excelente también, la vi en el micro de Río Gallegos a Comodoro Rivadavia este verano. En esta película, todos huyen a Río de Janeiro y se acaban por enfrentar con el capomafia más grande do Brasil, Reyes (Joaquim de Almeyda), que no tiene alma ni corazón pero sí mucho dinero (cien millones, pongámosle, que el equipo nuevo que se forma logra robar y al dividirlo -11 palos para cada uno- se retiran del negocio para vivir en paz....NOT). 

La nueva familia de la 5

Fast and Furious 6 (Rápidos y Furiosos 6) que es la que está por salir en la cual se descubre que Letty no estaba muerta (estaba de parranda, querido Serrat).  

Coming soon.

Si la audiencia estaba atenta, se habrá dado cuenta de que las cuentas no dan. es decir, de la tres pasa a Fast 5. Pues sí, porque en realidad la tercera que se estrenó (The fast and the Furious: Tokyo drift o aquí Reto en Tokyo) hace un salto temporal hacia el futuro (incluso, las cosas parecen pasar después de la cinco o no se sabe bien cuándo) y de hecho es otra historia que sólo mantiene las carreras, pero nuevos protagonistas y un Toretto que aparece recién en el último segundo. En esta película, el quilombo es más adolescente (un niño inadaptado que mandan a vivir a Japón con su padre y se mete en los mismos quilombos que en casa pero con gente achinada) aunque rescato la idea del drift que es como se conduce en Japón para las carreras y es re difícil. 


La pareja protagónica en el mundo de las picadas suburbanas de Tokyo.

Si se marearon con los nombres, pueden aplicar la regla gallega: en España, todas las películas se llaman A todo gas con su número correspondiente, y así cortaron por lo sano. 

Concluyendo, ¿qué podemos decir? Pues el que busque aventuras peligrosas, autos flamantes que corren a la velocidad de la luz, amores eternos que deben separarse (no me preguntes más), amistades que duran más allá de lo verosímil y de toda distancia, policías que se dan cuenta de que el bien y el mal sí está en nosotros y que es más difícil de lo que creemos saber dónde está la ley en todo esto, mafiosos de países del Tercer Mundo que logran ser derribados por ladrones sobre ruedas, música techno y chinos, sabe dónde hacerlo. Y no sólo eso, tiene cinco y dentro de poco seis opciones para elegir. Lo digo y lo repito: ride or die. Lo demás es silencio. 



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