Un pacto para morir
Todo comenzó con los Pauls. Esa familia nos tuvo ocupadas mucho tiempo. Luego cayeron en el olvido, y volvieron (porque siempre hay un regreso) y se fueron una vez más. Entonces, cuando uno menos lo imagina, esos ojos, esas miradas, esa manera de ser y hablar aparecen ante nosotros, como quien no quiere la cosa, para bien o para mal y sin aviso. Y así fue como hoy vi esa propaganda, como podría no haberla visto, en la que Nicolás Pauls hace de psicólogo para una nueva miniserie de Canal 7 de los proyectos aprobados por el INCAA y TDA. Como quien no quiere la cosa, me entero que desde el martes primero de octubre a las 22.30 transmitirán por la TV pública Inconsciente Colectivo, de Martín Hueter, de tan sólo 23 años. Un colegio del Gran Buenos Aires. En poco tiempo, tres estudiantes se suicidan. La policía, las autoridades, los padres, ¿los chicos? y el psicólogo "brillante" que intentan comprender qué le pasa a estos adolescentes que parecen haber pactado con el demonio. La culpa, la mirada de sospecha sobre ellos, tan pequeños y tan ilegibles. Me hace acordar a esa historia de Ballard, en el country de Reino Unido, donde todos los chicos con sus perfectas vidas acartonadas se juntan para matar a esos padres agobiantes y opresores de clase alta, encerrados de todo en sus barrios privados -donde finalmente quedarían privados de su propia vida (y a mano de los que más querían). Suicidios de chicos, esta vuelta, no homicidios. Pero aún no se sabe cómo o por qué, no parece individual, tampoco se sabe bien la causa. ¿Querían hacerlo? ¿Sabían lo que hacían? ¿Será un pacto suicida, de esos juegos que se vuelven peligrosos pero igualmente reglados, con ganadores y perdedores? Un suicidio altruista, diría Émile Durkheim. Estaban demasiado integrados, la individualidad (que es un invento) se pierde: queda expuesta como eso, que no es naturalmente, sino un real-construido. Y al final, el que quiere mucho no quiere nada. Y los pibes se matan. Los adultos no comprenden. Y con Arjona me pregunto '¿dónde está el manicomio para Dios, aquí adentro o allá fuera?'.
Así se me generan interrogantes. Una publicidad, un Pauls, una miniserie en la televisión, un tema que me parece apasionante. Esas communitas turnerianas medio extrañas. El club de los suicidas de Stevenson. El country detallado en el anotador del psiquiatra de Ballard. Una sociedad de alumnos muertos. Y un hombre, con otros hombres adultos que se preguntan cuál es la dimensión de la locura. Amén de cuestiones legales, emocionales, responsabilidades, o lo que fuere. Todo nos mueve, todo al mismo tiempo. ¿Qué moverá a estos chicos? La expectativa que nace de una trama que no sé si es totalmente original, pero sí es una condensación de algo que promete ser bueno. Al menos en TV abierta. Y unos actores que son más que promesas.
Por ahora, el adelanto. La semana que viene veremos qué nos cuentan estos personajes cotidianos y a la vez, tan extraños.
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