Que el ritmo te sobra
Me encanta hablar del mundo del espectáculo. En verdad, disfruto mucho remontándome a viejas series, a viejos actores, a películas de Hollywood y héroes de cotillón que se revisten de metafísica, a novelas o meras historias de amor en pantallas, escenarios o incluso el éter. Así es que siempre vuelvo al ruedo de la única manera en que sé volver: hablando de ese mundo que me fascina, me hace reír, llorar o incluso enojar. Hoy, damas y caballeros, quisiera hablar de un cantante que de tan obvio, todos dan por sentado. Quisiera hablar de un clásico que no deja de editar hitazos y de mover su cuerpo latino al son de la música caliente del Caribe. Quisiera hablar (y pienso hacerlo) del único: hoy, Chayanne.
Créase o no, tiene ya 45 años este portorriqueño llamado Elmer Figueroa Arce (cualquiera se busca un nombre artístico con semejante prontuario: de hecho, él lo hizo a los ¡9 años!). Nacido Río Piedras, está casado con una abogada venezolana y tiene dos hijos (Lorenzo e Isadora). ¿Alguien puede imaginar lo que debe ser que tu papá sea Chayanne? En verdad es algo que nos demuestra que todos estos seres ,humanos que nos iluminan y que nos acompañan desde antes de poder recordar quiénes somos, son hombres. Reales, de carne y hueso, con familias y días rutinarios, como los de cualquier hijo de vecino. Pero a su vez, Chayanne estaba signado por una estrella: a los 9 años, como dije, se cambió su nombre de pila al artístico, inspirado en una serie que veía su madre. Una serie que de por sí llamó mi atención. Cheyenne, nombre del protagonista principal, emitida a partir de 1955 y en blanco y negro. Cheyenne era un justiciero americano de la post-Guerra Civil: un cowboy aventurero, al mejor estilo Llanero Solitario, que quiere que las cosas salgan bien y para eso, nadie mejor que uno mismo. Cuando un niño de 9 años se identifica con estos personajes, sólo resta brillar. Y así llegamos a este cantante, autor de sus temas y además gran bailarín que me ayuda a leer a Max Weber en mis tardes primaverales previas a los parciales de la facultad. Pero adentrémonos un poco más en la vida de Chayanne.
Grupo juvenil de música. Década de los 80. Hacen canciones de amor, son cinco. Y un día actúan en una película (Conexión Caribe). Pero después, como pasa con estos amores de juventud que son flores de un día, se separan y cada uno sigue su camino sin mirar atrás, como cantan los Auténticos. Chayanne se va de Los Chicos y canta solo su alma. Y lo bien que le va. Hay videos ya bastante elaborados a tan sólo dos años de la separación de la banda, de aparentemente gran éxito. Así es que llego a ver la maravilla que es "Fiesta en América", del disco Chayanne de 1987. En realidad, todos los videos de esta época tiene algo de maravilloso y también de generacional. El cantante principal, líder de grupo, va bailando por un gran escenario y los demás bailarines lo siguen, con movimientos perfectamente sincronizados pero aparentando ser naturales (la magia de Glee tiene historia). Quizá hay intentos extraños o que parecen quedar dislocados, como es el video bizarro de "Tiempo de Vals", en el que hay seis personajes principales, entre ellos nuestro héroe, que están en distintas poses sobre plataformas que giran. Una variada combinación étnica que nos pide ser amada en tiempo de vals. Pero no obstante, si vemos al Chayanne de los 80, podemos también pensar en Luis Miguel en esa época o en los ambiciosos videos llenos de extras de Michael Jackson. De hecho, hay algo en la estética de Chayanne que no nos puede remitir a otro sitio que no sea la cultura de los States, incluso, a videos como los de Whitney Houston -el genial "I wanna dance with somebody who loves me". No es tan raro, después de todo, el homenajeado nació en Puerto Rico, que sigue siendo estado asociado, i.e., pisoteado por los Estados Unidos. Inclusive, Chayanne filma en Nueva York ese video de "Completamente enamorados", en el que le baila a su chica mientras de fondo se ve la gran ciudad, hito de la idiosincrasia del norte.
Fiesta en América - 1987 |
Pero uno puede preguntarse qué es lo que tiene este latino que lo destaca por sobre otros. Porque sus letras no tienen algo específico que lo distingan y sin embargo Chayanne llega en ciertos momentos que no son ni los de Arjona ni los de Christian Castro o Luis Miguel (para mí, compañeros de terna, aunque por Ricardo tengo un sentimiento aún más elevado). Y creo que ese algo tiene que ver con el movimiento. Pese a que tiene temas románticos, lo cierto es que Chayanne baila. Y el ritmo le sobra. Pero además lo que más me gusta es que hace lo mismo que esos bailarines que suelen siempre estar detrás del héroe, incluso cuando bailan mejor que aquél. Pero Chayanne no se queda a un lado: él hace lo mismo que todos los que están con él, baila con igual calidad y sabor y por sobre todas las cosas, transpira la camiseta como el resto del equipo. El carisma podría haberle bastado pero no fue así: en sus shows en vivo, baila como lo hace en los videos que derriten el corazón de sus fans. Renueva ese pacto con quienes lo miramos en los programas musicales en cada show en vivo (uno de mis favoritos es "Ay, mamá" en un recital íntimo que hizo hace unos años y que puede verse en YouTube). Ese movimiento de cadera y abdomen, que despierta la sensualidad y es un canto a la destreza corporal, lo distingue, lo hace resaltar, le da su sello personal y su inconfundible firma. No sólo los ritmos rápidos (como es mi preferido en "Tu boca") sino además en canciones más lentas pero igualmente sensuales (como es "Candela" o "Guajira"). Y por si faltara más, Chayanne añade en sus videos un condimento: la actuación. Hay ciertos temas que cuentan historias, desde los más sencillos "Un siglo sin ti" o "Si nos quedara todo tiempo" hasta los más elaborados como "No te preocupes por mí" en el que simula ser un actor que interpreta a un agente secreto". Sin duda, esto no me sorprende: además de cantar y bailar, Chayanne es actor. En mi memoria, evoco la genial telenovela Provócame (cuya cortina musical sin embargo no era el tema homónimo y célebre sino "Hasta que el alma resista") en la que además actuaba como pareja protagónica con Araceli González entre los años 2001 y 2002. Recuerdo la mansión que era escenario principal y que se parecía a la de Muñeca Brava. Pero hubo otras, aunque no llegase a Argentina. La primera que hizo, entre 1999 y 2000 fue Girasoles para Lucía y para mi sorpresa hubo otras en nuestro país, como ser De corazón y Passione (con temazos de cortina como ser "Atado a tu amor" o "Volver a nacer"). Como vemos, un artista con todas las letras.
Sin duda, en este blog no podía faltar un homenaje a semejante personalidad que nos ha dado tantas alegrías y que comenzó su carrera allá lejos, a los cinco años, cantando en el coro de una iglesia. Sin duda, no podía dejar de mandarle este mensaje de amor que viene a ser mi artículo para quien me ayuda en los momentos arduos de estudio y sacrificio. Sin duda, alguien que me canta "y no hay en mi boca otra boca, tan boca, tan loca, tan ella, tan toda, no hay" no puede quedar inadvertido por este espacio cibernético del amor y la vida misma. Yo quiero dedicarle estas palabras (que es lo único que tengo) a este hombre de sangre latina que se deja llamar por la rumba y por la fiesta que empieza, pero que también se permite enamorar y sentir el amor de una mujer. Un hombre que logra hechizar con su baile, con su sonrisa, con el humor en su danza -fala-me de amor, mata-me de rir-, con su simpleza (como se ve en la canción que graba con Tony Bennett, a quien le dice con su perfecta dentadura 'ya verás, Tony, todo va a estar bien', y uno no puede hacer más que creerle). Este artículo, que no le llega ni a los talones a Chayanne, es sin embargo un gesto sincero de reconocimiento por quien merece amor. Un homenaje a quien supo decirnos que sólo traía su ritmo. Y nosotros con él aprendimos que existen nuevas y mejores emociones. Porque finalmente con Chayanne el silencio se vuelve melodía.
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