Algún cine continuado
La vida te trae sorpresas, cantaba Blades. Pero lo que no aclaró es que no todas son buenas. Y así, mientras viajaba en un 501 por el conurbano bonaerense, muriendo de calor, me llegó el mensaje que anunció la triste noticia. A los escasos o mejor dicho no suficientes 49 años, falleció Fabio Manes.
Estudió en la ENERC, como tantos otros que se creen vanguardia y terminan pareciéndose a Walt Dinsey. Hizo un corto con Sandra Ballesteros a fines de los ochenta y, como todos remarcan, era fanático del cine clase B. Un ser extraño que con el gran Fernando Martín Peña pasó Garganta profunda en el MALBA. Un ser que parecía tranquilo y que un día se vistió como cowboy y presentó la maravillosa Sol Rojo, mi western favorito para toda la eternidad. Un ser de luz que conducía con su amigo Peña el gran programa Filmoteca, temas de cine. Programa que la televisión pública transmite todas las noches y en la que logré ver el maravilloso serial de Fritz Lang, The Indian Thomb. Y ahora queda Fernando, que, como dijo el periodista Polimeni, debe tener su corazón roto. Y cómo no tenerlo roto, si se va un compañero no sólo profesional sino de desafíos a las caras de siempre del cine que se vuelve rancio hasta que alguien le eriza la piel y lo rescata del naufragio. El Bazofi como muestra es puro signo. Y los ciclos de cine en donde vi Orden de matar, ese gran policial de los sesenta de Buenos Aires. Y todo eso que fue parte de mi vida y de mis experiencias en el cine nace y puede ser evocado en parte gracias a Fabio Manes. Que hoy no está pero queda en todos los que le debemos algo. I owe you, le dice Moriarty a Sherlock y es más fuerte ese vínculo que todo el amor. Eso es lo que nos une en parte a Manes a todos los que lo conocimos en las madrugadas de cine que además, en mi caso, fueron ilustrativas, y sobre todo pedagógicas. Temas de cine para alguien que no sabe mucho pero supo aprehender todo de ellos.
Nunca conocí a Fabio Manes en persona, ni yo ni nadie de mi familia. Y sin embargo cuando murió todos fuimos inundados por una infinita tristeza. Ver una foto o pensar en Peña o mirar de nuevo Filmoteca va a ser difícil. No podíamos pasar por esta vida en la blogosfera sin hacerle mención. Aunque ya le hablé a la querida audiencia de estos maravillosos personajes-personas.Quién iba a decirme que ahora tendría que mencionarlos de nuevo pero en circunstancias menos gratificantes. Y mi viejo celular como testigo alberga una foto de ellos vestidos como Gardel cuando pasaron sus películas en ese espacio inmortal que reúne a cinéfilos, a amateurs y expertos, a trasnochadores sin remedio o televidentes ocasionales. Sólo personas magníficas podrían haber logrado semejante reunión cumbre. Y entre ellas, estaba Manes. Eterno y fugaz, pero sólo para los que logramos entrar a ese círculo. Un personaje sin duda clase B. Pero categoría A, si usamos una metáfora futbolera.
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