Sesión continua
Y una vez más, tarde pero seguro, viene la critica del odiado/amado BAFICI. Porque la vida es así de compleja y ni siquiera con un festival de cine podemos ser tan tajantes.
A diferencia de los dos años pasados, este BAFICI me ofreció maravillosas películas, tanto a mí como a mi familia. Me he reído a morir y no me he dormido (casi) en ninguna película. Lamento que el Teatro 25 de Mayo, en Urquiza, no sea más sede, como así tampoco el Abasto, que me quedaba tan cómodo. Pero bueno, los negocios son así. Y Macri hace de la cultura un negocio, lamentablemente. Nunca antes fuimos tanto una ciudad de pobres corazones. Pero sin irme demasiado, voy a ir a las películas.
Empecemos por el principio.
El retrato, un clásico de Schlieper, homenajeado en este ciclo. Desopilante. Una Mirtha Legrand joven como jamás había visto, radiante y espectacular. Bella, delicada, su personaje es una mujer casada, mujer de su casa, antigua incluso en los cincuenta, admiradora de su abuela, de quien era el vivo retrato. Y de ahí el juego con esa frase: la abuela retratada cobra vida, vuelve de algún misterioso inframundo, y ocupa el lugar de su apocada nieta. Un sinfín de situaciones graciosas, empezando por el maravilloso psicoanalista que analizaba los sueños de la familia, todos repletos de frutillas con crema.
Ideal para un sábado a la noche, para reír y distenderse. Una crítica a las mujeres que piensan que su lugar solamente es al lado del marido o para el marido que piensa que tiene privilegios por ser hombre.
Sin duda, por la risa simple pero liberadora, 5 'Sócrates es un gato'.
Seguimos con la que me hizo cabecear (por la que caminé 8 km para ir al cine el día del paro): Reimon. Una película de Rodrigo Moreno, a quien ya había sufrido un año atrás de la mano del Toro de Minos, que hoy está de fiesta. Una película sobre una empleada doméstica, Ramona, que viaja horas y horas para llegar a laburar a Capital, a la casa de intelectuales que leen a Marx, sobre todo cuando habla de la jornada laboral de los trabajadores y de cómo la explotación se invisibiliza en esas horas que , aunque no sean específicamente de labor, sin duda hacen al proceso de trabajo. Ramona, por ejemplo, siendo el ejemplo preclaro, que ninguno de estos intelectuales puede notar. Podría haber sido algo. Pero se quedó en los estereotipos. Y además, señores, con Rodrigo Moreno tengo algo personal. Así que le pongo '2,5 Sócrates es un gato'
Y desde acá, todo para arriba. Viernes a la tarde en el Village Caballito fui a dar con lo que más espero del BAFICI año a año: el cine rumano. Cae la noche en Bucarest. Una película sobre una pareja que charla, como todas las parejas; que tiene conversaciones donde se impone siempre algo de temor; que se acuesta y come afuera, así como deja de verse un día. Una película con ese humor tan sutil del cine rumano, tan irónico que a veces es todo trágico, pero sin dejar de ser cómico. Una película austera, de alguna manera, sobre este director de cine y la actriz. Sobre el submundo del cine. Amé las escenas en que ella practica cómo hacer una escena para la película que están rodando, aunque suene redundante. Me gustó mucho. Un cine lleno, para mi sorpresa. 4 'Sócrates es un gato'.
Y el sábado a la noche uno sale a matar. Pero a veces lo matan a uno. Maniac Cop es eso. Película yanqui de los ochenta digitalizada y traída de vuelta. Un policía que vuelve de la muerte y mata a toda persona que se le cruce en su camino, en las noches turbias de una turbia Nueva York. McCrae, detective honesto chapado a la antigua, investiga y descubre. Y un joven Bruce Campbell se ve envuelto en todo este meollo atroz, quedando como falso culpable, como chivo expiatorio. Sangre y sangre, muertes obscenas, un bizarro del under, como un Robocop del cine independiente ochentista. Joyita absoluta. 4 'Sócrates es un gato'.
Domingo de remate. Al mediodía, la desopilante película de Santoro y Capurro, La ballena va llena. Una discusión de fondo potente (la extensión de la obra de arte) y un desarrollo o contorno absolutamente absurdo, para reírse a carcajadas, incluso de las propias miserias humanas. A los países del so-called primer mundo llegan obras de arte de todos los países, recibidas con sonrisas y brazos abiertos. Pero cuando los que llegan son inmigrantes las cosas no son tan gratas. Y los recibe una patada que los invita no amablemente al retorno por donde han venido. Entonces, ¿por qué no volver a esos migrantes obras de arte en el viaje para asegurarles, en tanto tales, la entrada a esos países? Sin duda, una gloriosa joya del cine under argento. 5 'Sócrates es un gato'.
Y cerramos maravillosamente en Proa con la otra peli rumana que tuve la suerte de ver. Of snails and men. Una comedia para desternillarse de la risa, sobre otras tragedias y miserias de un país europeo que es del tercer mundo, no obstante. Una fábrica que cierra en los noventa mientras Michael Jackson revoluciona al país con su visita. Una fábrica que era el corazón y razón de existir de un pueblo que ahora es fantasmal. Los noventa en un micro-caso y unos obreros que absurdamente quieren recuperar la fábrica para ellos pero fracasan. Algo de telenovela, personajes de Francia y Rumania que hablan español (por educación o porque adoran a ¡Julio Iglesias!), traiciones y engaños, hombres compañeros y jodones, un jefe que no sabe y que por eso es jefe (no sin ser un poco entrañable). En fin, la risa suelta que uno no espera del nuevo cine rumano, y un encuentro post-proyección con el joven y simpático director que dice sentirse en casa cuando viene a Buenos Aires. 5 'Sócrates es un gato'.
Como habrá notado la audiencia, un BAFICI excepcional. Esperemos que se mantenga el año que viene. Mientras tanto. bajamos el telón hasta el año próximo. Y seguimos pensando, ya no sé si de hecho no es con algo de cariño, por qué están tan dementes los chicos del cine independiente.
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