El fútbol después del fútbol
El amor después del amor se parece a este rayo de sol, decía Fito. ¿A qué se parece el fútbol después del fútbol? ¿Cómo se explica esa falta tan repentina pero a su vez tan esperada (o al menos anticipada) del Mundial? Casi campeones. Nos sobraron cinco minutos, dijo Mascherano. Después lloró, un poco de frustración supongo, otro poco por sentirse derrotado (lo que no es así), y otro poco por saber que se fue su último tren para ser campeón del mundo. Aunque de más esté decir que es el campeón de la gente. El fútbol después del fútbol trajo una tormenta torrencial en la capital de nuestro país, y una humedad y una sensación de calor como se debe sentir en algunas ciudades de Brasil, que por unos días parecía quedar muy cerca. Incluso cuando algunos de sus hinchas se hayan vestido como Deutsche. Dios, que es argentino, lloró después del fútbol. Después de haber visto brillar a nuestros astros en las canchas cariocas. Lo más cerca que estarán de nosotros, antes de volver a sus clubes europeos y antes de que llegue el frío 2018 ruso. No sé a qué se parece el fútbol después del fútbol, después de la alegría inmensa que sintió la gente por un rato. Después del reconocimiento a los "héroes" del balón-pie. Un abrazo de la presidenta, "el equipo es el otro" de Sabella (que hace docencia), la sonrisa de oreja a oreja de Marcos Rojo, la timidez pre-adolescente de Lavezzi, la dificultad para mostrar contento de Messi. Cada uno de ellos queda en el corazón de la gente después del fútbol. En la gratitud del pueblo, porque no es una cursilería: es el sentimiento que se pone en juego cuando la pelota rueda en una final. El fútbol es poderoso, no sólo a nivel comercial o político: es poderoso porque tiene la capacidad de darle a la gente la mayor alegría o la mayor de las miserias. Por eso lloraron todos: los que ganamos y los que perdieron. Porque el fútbol es las dos caras que simbolizan la tragedia y la comedia. Pero en el fondo siempre es tragedia, incluso cuando da felicidad, dado que sus personajes nunca son mediocres mercachifles, sino empoderados e imponderables gladiadores. El fútbol después del fútbol deja reflexión y sobre todo sensaciones que se tiñen de los colores de la bandera pero sobre todo se envuelven en la historia de nuestro deporte que revive momentos únicos, históricos, por cierto, irrepetibles y atesorables. El fútbol después el fútbol no es la lluvia ni el sol, es una postal en todo caso con cielo celeste, despejado, o con algunas nubes que le pintan la banda blanca. ¿A qué se parece el fútbol después del fútbol? Quizá sea otra línea de la canción de Fito, que nos dice que nadie puede decirnos quiénes somos, porque nos hicimos fuertes ahí. El fútbol después del fútbol es saber que no se puede vivir sin él, ni tampoco engañar con él. Lo sabemos bien, Fito: el fútbol después del fútbol es el Me, We, de Alí, es aprender a querer al equipo que es el otro, que es nosotros, que es el relato del Pollo Vignolo y la puteada contra Rizzoli. "Eso es el fútbol", decía el viejo con árbol: el arte y la puteada. La puteada con arte. La ilusión y la historia. Y un poco de rayo de sol también. El fútbol después del fútbol, tal vez.
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