Acá no es. There and back again, by Bilbo Baggins

Uno busca lleno de esperanzas el camino que sus sueños prometieron a sus ansias... hasta que viene la UBA y, mate en mano, le hace pica pica bajada de cordón, lo cierra "por reformas" y a vos te manda a subirte al 160 C. Universitaria x Aeroparque y a tomar por culo.
Como todos los lectores sabrán (porque somos sólo cuatro), vivo a una hora de la bienamada Ciudad Universitaria, y a la molesta distancia de 20 cuadras (muy cerca para tomarse un bondi, muy lejos para ir caminando) de la sede central de UBA XXI, en la calle Uriburu.
Jueves al mediodía. Mi impaciencia actuó por mí y antes de que me diera cuenta estaba consultando la página del CBC a ver si estaban las asignaciones. Para mi sorpresa, estaban. Pero cuando ingreso mi DNI, veo no dos hileras de numeritos como estaba esperando, sino tres. Ya me parecía, viniendo de la UBA, no tenía sentido tanta eficiencia. Cuando descifré el Código Da Vinci, para más sorpresas me enteré de que las materias que me habían asignado eran, en este orden: Química, Biofísica y Sociedad y Estado. Vamos la UBA carajo! Cada vez se acercan más al récord mundial de IDIOTEZ SUPREMA. A esta altura, debería ser deporte nacional, por no decir olímpico.
Desesperación y hambre fueron las dos sensaciones que me abordaron en ese momento. Así que después de almorzar hamburguesas, llamé a UBA XXI. Una señora con voz de tía abuela gorda y buena me dijo que tenía que llamar al CBC, que ellos no tenían nada que ver. Llamé al CBC. Llamé al CBC. Llamé al CBC. Llamé al CBC. Me atendieron en el CBC y me dijeron que ese era un trámite personal y que me acercara lo antes posible. Ya era tarde (las hamburguesas fueron las causantes de mi retraso, pero las perdonamos por ser comida), entonces fui el viernes a la mañana. Llegué considerablemente temprano (en mi retorcido universo donde "temprano" significa a las 11 am) y había una considerable cola que soporté con estoicismo. Cuando fue mi turno, le expliqué al gordo grasoso y con lagañas mi problema. Pero voy a hacerlo más teatral:

- Hola, mirá, ayer vi las asignaciones y me dieron dos materias mal, que ya las probé por UBA XXI.- (El gordo da media vuelta y atiende el teléfono. Corta y vuelve). -¿Qué tengo que hacer?
- ¿Eh?
- Con lo que te dije, qué tengo que hacer.
- Pero nena, ¿vos no ves? ¿no viste que me fui a atender el teléfono y no te escuché?
- (Explico mi problema de nuevo con cara de GORDO DE MIERDA)
- ¿Y?
- ¿Y qué?
- ¿Y qué querés hacer?
- Romperte la cara... ah, decías de lo de las asignaciones? Y no sé, lo que tenga que hacer!
- Ah, pero eso recién el viernes que viene con comprobantes de UBA XXI y libreta...
- Claro pero yo no tengo los comprobantes porque me los dan en diciembre recién.
- ¡Ah...! Entonces no sé.
- ...
- Pedí una constancia provisoria.

Me fui de un portazo. El lunes caminé las 20 cuadras que me separan de UBA XXI.

- Hola, me dijeron del CBC que tengo que pedir una constancia provisoria de aprobación de materias.
- ¿Una qué?
- Constancia provisoria.
- Nosotros no hacemos eso. Lo que tenés que hacer es una declaración jurada en el CBC de que aprobaste hasta que te den los comprobantes.
- Claro es que me dijeron que sin papeles no pueden hacer nada y que pida la constancia provisoria...
- En el CBC no saben nada. Te bardearon cualquier cosa (sic). Hacé la declaración.

Así que, siendo así, hoy rumbeé para Ciudad Universitaria, una vez más. Esta vez la cola no era considerable, sino astronómica. Me puse atrás de una mina que evidentemente era de la FADU y atrás mío se pusieron cuatro monigotes de Exactas pero que evidentemente todavía seguían en la bananeada secundaria. Me reí sola escuchándolos comparar a Hale Berry con Michelle Pfeiffer en el papel de Gatúbela y cosas por el estilo. Entro al departamento de alumnos y veo tres ventanillas abiertas. En una, el Gordo Grasoso. En la de al lado, un hombre con una isla de pelo. En la última, una mujer que no pude menos que comparar con la petisita culona del Campo de Deportes. Recé a todos los dioses para que el Grasoso estuviese ocupado mucho tiempo más y me escucharon. Me atendió el de la isla de pelo. Puse el cassette y le solté mi discurso.

- Pero tenés que traer una constancia. ¿No pediste una constancia provisoria?
- Sí, la pedí, pero me dijeron que no me la podían dar, que tenía que hacer una declaración jurada.
- Claro. Pero declaraciones juradas nosotros no tomamos...

Me pidió la libreta y le consultó a la petisita culona sobre mi problema, la cual le dijo:

- Fijate en el fantasmita, yo ayer me fijé y ya estaban.
- Ah, ¿ya están?
- Sí, vení que te muestro.


A lo cual el de la isla agarró mi libreta, el mate, el termo y a la petisita y se fueron a que le mostrara el fantasmita (lectores, horrorícense). Esperé media hora mientras veía cómo el Grasoso no le solucionaba ni un problema a nadie. A cada uno que venía le decía "Te falta un papel". Situación genérica:

- Hola, me tengo que cambiar de carrera y quería dar de baja las materias...
- Cambio de carrera en diciembre.
- Sí ya sé eso, pero tengo que dar de baja las materias para dar las otras por UBA XXI.
- ¿Quién te dijo que podés hacer eso?
- Vos.
- A ver permitime la libreta, el DNI, la partida de nacimiento, huella de dígito pulgar derecho, autorización de padre/madre/tutor o encargado y una foto del peinado de Emilia Attias en los Martín Fierro.
(Le entrega todos los papeles)
- ¡Ah! pero... te falta la constancia de existencia en los universos paralelos de la mecánica cuántica.
- Pero...
- Traémela y después hablamos.
- ¡Pero me comí una cola de una hora!
- Pero te falta el papel.
- Pero si vos me dijiste que
- El papel.

Veo a mi heraldo burocrático acercarse a mí con cara de compungido.

- No hay caso. No estás.

A este punto yo me debatía entre morirme de risa y arrancar los tachos de basura y pegarle a alguien. Decidí que tenía más razones para reírme que para romper todo. Dos contra una: por un lado la desesperación; por el otro, lo patético de la escena y el futuro artículo que subiría al blog. Así que a riesgo de sentirme una infeliz, me empecé a reír a carcajadas.

- Pero entonces ¿qué tengo que hacer? ¡Porque no voy a dar química de nuevo...!
- No, más vale que no.- Y se volvió a ir. Creo que no había visto el fantasmita con detalle.
(media hora más tarde)
- ¡Ah! Ya apareciste. Te habías sacado un 6, ¿no?
- Sí.
- Bueno, acá te asigno Biología... ¿Qué horario querés?
(ME DA UN SÍNCOPE. UN ATAQUE AL CORAZÓN. ¿COMPASIÓN EN LA UBA? ¿AMABILIDAD?)
- No sé, uno que no sea muy temprano.
- Bueno te lo pongo en el de química que estaba bueno, ¿dale?


Conclusión: un graduado de la UBA de cualquier carrera puede ser muy bueno o muy malo en lo suyo. Un médico de la UBA puede no saber dónde está tu apéndice. Un sociólogo de la UBA puede no saber quién es Kant. Un matemático de la UBA puede no saber derivar. Pero seguro, segurísimo, que es una de las personas más pacientes que conociste en tu vida.